VEINTISÉIS

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Durante todo el día, aquella presión en su pecho y nudo en su estómago se había mantenido molestándole.

El ensayo había sido un éxito, recibió una buena calificación en su prueba de reconocimiento musical y había logrado preparar lasagna sin problemas.

¿Por qué no dejaba de pensar en la chica?

Esa joven que se había atrevido a pellizcar la suave mejilla de su novio.
La chica que usaba falda corta y era alta, tan alta como el pelinegro.

Apretó la mano con fuerza mientras arrugaba el trapo encerrado en su mano izquierda. Nunca en su vida había estado tan celoso, ni siquiera por aquellas chicas en la tienda de ropa.

Se sentía mal y súper enojado porque no tenía derecho a estar celoso. Tinn no le había dado razones para dudar antes ¿Por qué lo hacía ahora?

¿Por qué no podía ponerle punto final a sus celos?

-Ahh umam

Se dio la vuelta para ver qué Kraisee estaba viendo hacia el suelo y uno de sus brazos estaba estirado con dirección al mismo lugar.

-¿Qué sucede?

Se acercó a la silla alta que lo mantenía en su lugar mientras preparaba la cena todos los días y la misma silla que le permitía unirse a las cenas en familia.

Se dio cuenta que su pequeño había dejado caer al piso el pequeño Leoncito de juguete al cual le tenía bastante aprecio.

Se agachó para recogerlo con una sonrisa. Envés de llorar, Kraisee siempre buscaba la forma de comunicarse con ellos.

-Sólo lo voy a lavar antes de que lo empieces a babear otra vez.

Caminó hasta el fregadero, comenzó a pasar agua por el juguete y si no escuchó cuando la puerta del apartamento fue abierta mucho menos los pasos que se acercaban hacia él.

-Que exquisito huele - escuchó a alguien murmurar sobre su cuello y si no conociese la voz de su novio a la perfección, hubiese pateado al intruso en dónde no daba el sol.

-No te escuché entrar.

-Esa era la idea ¿Qué haces?

-Lavando el juguete de tu hijo.

Tinn sonrió bobamente y besó la mejilla de Gun para luego, ir a saludar al bebé. Se acercó hasta el inquieto niño y lo sacó de la silla que lo mantenía quieto.

-Como hueles de rico mi solecito- inhaló ese aroma que le relajaba tanto.

-Probamos una loción nueva - el cantante sonrió mientras le entregaba el objeto a Kraisee.

El bebé lo recibió y lo comenzó a babear con una sonrisa en el rostro, una que lograba poner a sus padres a su merced.

-¿Si?

-Fue un regalo de Lucky.

El más alto asintió y dirigió su vista a lo que se encontraba dentro del horno. El aroma lograba que su estómago rugiera.

-A propósito, huele exquisito.

Sonrió -Eso ya lo dijiste.

-Pero ahora sí me refiero a la comida.

Tonto, pensó.

Esquivó los ojos penetrantes de Tinn con una sonrisa y regresó a la cocina para comenzar a preparar todo.

-Ve a bañarte.

-Si jefe - regresó al pequeño a su lugar en la silla y se encaminó hacia el baño.

El cantante suspiró con decepción de sí mismo y decidió hacer a un lado toda molestia que estuviera en su corazón.

No lo había logrado en todo el día pero trataría el doble por Tinn, después de todo no es algo del otro mundo. Era simplemente un abrazo con su compañera.

Sonrió y giró su cuerpo para observar a su bebé jugar con el león de juguete, uno que el pelinegro le había conseguido unas semanas atrás.

Por primera vez en el día sintió que su cuerpo se relajaba y su mente soltaba de a poco los pensamientos intrusivos que le afectaron incluso mientras ensayaba.

-¿A qué le sonríes?

Sus ojos se fijaron con los de su novio y pudo recibir todo el amor que ellos mostraban para su persona.

-Te dije que te fueras a bañar.

-Eso intenté, pero mi estómago tiene hambre y el olor a lasagna llega hasta el baño.

El cantante rio. Una risa que nació ante la ternura que irradiaba el futuro doctor.

-Te amo - susurró.

Tinn pareció sorprenderse pero le devolvió la sonrisa y se acercó a él para unirlos a ambos en un abrazo.

-Yo también te amo.

-Lo sé.

-¿Si? ¿Cómo?

-Me lo demuestras todos los días con tus acciones.

El pelinegro asintió sintiendo lágrimas formarse en sus ojos. No se atrevió a decir más puesto que temía romper en llanto.

Se quedaron abrazados en medio de la cocina hasta que Kraisee llamó su atención y riendo se vieron obligados a separarse.

Pusieron la mesa, sirvieron la comida y disfrutaron de una cena que a palabras de Tinn, fue sublime y perfecta. Siempre iba a admirar las habilidades culinarias de su novio.

Después de haber llenado el estómago, ambos recogieron todo y comenzaron a lavar los platos puesto que eran demasiados.

-¿Cómo te fue en tus clases?

-Bien, creo. Más que nada todos están estresados por la presentación.

-Te irá genial Gun. Tus amigos y tú tienen mucho talento. Serán los mejores.

-No es un concurso.

-Lo sé - rio -Pero serán el mejor grupo.

-Mm, te tomaré la palabra ¿Qué me dices tú? ¿Qué tal tu día?

-Interesante. ¿Recuerdas a mi trío de aventuras del que te conté hace años?

Él asintió.

-Bueno, hoy me encontré a su tercer miembro en la universidad. Ella va a estudiar en la facultad de medicina conmigo y Tiw.

Oh, así que Quinn era una chica. Esa chica.

-¿En serio? Vaya, ya tienes a tus amigos contigo otra vez.

-Lo sé. Te seré honesto, se siente algo extraño pero creo que podemos desarrollar nuestra amistad nuevamente. Al menos con Tiw ya es como si no nos hubiésemos separado nunca.

Él asintió, animando a su novio a seguir y así lo hizo.

Por alguna razón el hecho de que Tinn se lo estuviera contando terminó de tranquilizar su temor. Amaba a su novio y lo abierto que podría llegar a ser con él.

Escuchó atento como ocurrió el 'incidente', lo que hablaron e incluso le contó que ella lo llamó lindo y se lo dijo riendo. Él también rio a su lado.

Al terminar el día se encontró envuelto en los brazos de Tinn, con una vista excelente hacia la cuna de Kraisee. Se sentía amado, protegido y seguro de que todo lo que le rodeaba había sido la mejor decisión del mundo.

Cerró los ojos y suspiró contento pues los latidos bajo su oído siempre serían su melodía favorita. En silencio deseaba con todo su corazón que las noches en familia siguiesen así por el resto de su vida.

A esas alturas, no podría soportar estar lejos de ninguno de los dos.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora