DOCE

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Al final, Gun decidió que cualquier lugar que Tinn escogiera, sería perfecto para él.

Media hora después de abandonar la casa de su tía, se encontraron caminando en un área rural, parecía una pequeña finca. Habían luces colgando y mantas de colores esparcidas sobre la grama.

-Esto se verá lindo de noche .

-Ya lo creo

-¿Habías estado aquí antes?- Tinn negó -Gio me lo recomendó el año pasado pero, no tuve oportunidad de visitarlo hasta hoy.

El cantante asintió. Gio había sido su compañero de clase, un gran amigo para ambos, pero de último momento sus padres decidieron mudarse y partieron hacia América debido al trabajo de su padre. Llevaban 5 meses sin verlo.

-Extraño tenerlo molestando todo el tiempo.

-Si, igual yo. El destino dirá si nos volvemos a encontrar algún día.

El más bajo le dedicó una sonrisa y rió al ver que Tinn seguía cargando la botella de Vino. Quizás debieron pasarla dejando a la casa.

Siguieron caminando hasta llegar al centro del campo y alrededor podían notar una gran variedad de restaurantes artesanales. Todo era muy lindo y las burbujas de Gun comenzaron a flotar dentro de él.

-¿Qué quieres comer?

-Mmm - pareció pensarlo por unos segundos hasta que vio a un pequeño niño pasar con un helado de fresa, un enorme y cremoso helado de fresa -Quiero un helado.

-¿Seguro? ¿No quieres algo más formal?

Negó -Quiero un helado. Ahora. Ya.

La risa reinó entre ambos y Tinn asintió aún con una sonrisa adornando su rostro -Como mande su majestad ¿Algún sabor en especial?

-Sorpréndeme.

-Ya vuelvo.

Y entonces lo vio alejarse. Cielos, estaba súper nervioso, el simple hecho de usar la palabra "cita" ya le daba un significado nuevo a la situación.

Movió los dedos de sus manos sintiendo como sus palmas comenzaban a sudar excesivamente -Ay no - rápidamente restregó sus palmas contra su pantaloneta esperando secarlas un poco.

-¿Qué estás haciendo?

-¿Qué? Oh, nada.

-Si tú lo dices - sonrió, ugh esa encantadora sonrisa -Aquí está tu helado. Vamos a sentarnos por allá- apuntó hacia una manta color anaranjado.

Gun asintió y caminaron hacia el punto, tomando asiento uno a la par del otro. Sin dejar espacio entre ambos.

Oh sí, el cantante moriría en cualquier momento. No estaba tan mal, el lugar era lindo, la compañía era un sueño y ver las luces que aún no reflejaban mucha luz por el día era relajante.

Si. Si Gun moría, moriría feliz.

Charlaron de todo y de nada, se molestaron con anécdotas recién desenterradas de su infancia y pensaron en cómo sería su vida cuando viviesen juntos.

El cielo comenzó a obscurecerse pero no se inmutaron ante el anochecer. Habían ordenado dos helados más del mismo sabor y seguían imaginando lo que el nuevo año universitario les traería.

Tinn rió cuando el más bajo le propuso una rutina de ejercicios antes de ir a la universidad. No, él no aguantaría las clases si ya iba cansado desde temprano pero, aceptó los ejercicios para realizarlos juntos por las tardes.

En las tardes donde no tuviesen que trabajar les quedaría perfecto, ambos estarían en casa después de sus estudios y podrían ejercitarse juntos.

-No podemos hacer ejercicio por la tarde Tinn ¿En qué momento bañaríamos a Kraisee?

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora