DOS

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Esa madrugada no se dijo nada más. Cuando su mamá regresó, prepararon el biberón del bebé y luego, revisaron su pañal para asegurarse de que todo estaba en orden.

Gun le preguntó a su mamá si era más apropiado y sensato que el pequeño se quedase con ella, pero viendo que el bebé ya estaba dormido en el cuarto del mayor, decidieron dejarlo allí.

Las horas pasaron y el cantante dio un pequeño salto cuando escuchó el tono de su celular cerca de su oreja, se frotó los ojos y revisó la pantalla, la cual mostraba la foto de Tinn.

-Diga...

-Hola Gun, ¿Estás despierto?

Gun sonrió involuntariamente -Ahora sí

-Genial, tengo una propuesta.

-¿Otra?

Escuchó a Tinn reír desde el otro lado de la línea y su corazón saltó, dejando que ciertas burbujas, las cuales conocía bien, le recorrieran el cuerpo.

-Quería saber si te gustaría ir al cine conmigo.

-Estuvimos juntos todo el día de ayer.

-Sí, pero fue ayer. Hoy es hoy.

-Mm, tiene lógica.

-Claro que la tiene. ¿Qué dices?

-No estoy seguro.

-Vamos- suplicó mientras alargaba las vocales.

Gun vio movimiento por el rabillo de su ojo y apreció como el bebé comenzaba a estirarse, lo cual le pareció lo más tierno que sus ojos hayan visto.

-¿Gun?

-¿Huh?

-¿Todo en orden?

-Sí, si todo bien. Es sólo que, en serio no creo poder salir hoy, hay algo que debo hacer.

-Oh.

-Pero, creo que puedes ayudarme.

-¿Estás seguro? Si quieres estar solo...

-Sí, por supuesto.

-Muy bien, entonces me alisto y llego. Besos.

-Bye.

Se puso de pie y se acercó al pequeño que ya estaba despierto, sorpresivamente no estaba llorando y en su lugar observaba todo lo que estaba a su alrededor.

-Muy bien bebé, como todavía es temprano seré yo quien te revise el pañal.

Se puso manos a la obra y respiró con alivio cuando el pañal estaba intacto.

-Bueno, es de esperarse. Te pusimos el pañal hace unas 5 horas o quizás menos.

El más pequeño sólo sonrió mostrando la falta de dientes en su boca y comenzó a balbucear.

Algo era distinto en ese bebé y Gun no sabía lo que era. Había convivido con niños toda su vida pero, ese en particular parecía conocerlo a él y viceversa.

Le encantaba la forma en que su sonrisa parecía ser una característica predeterminada de su rostro, siempre parecía estar de buen humor y sólo lloraba cuando era necesario.

-Supongo que si te quedas unos días, no puedo llamarte sólo bebé - razonó en voz alta mientras apretaba cuidadosamente sus mejillas.

Tenía la duda de que si sería bueno ponerle un nombre. Cuando pones uno, te encariñas con las personas, animales o cosas y no quería que eso pasara. Tarde o temprano el bebé tendría que irse y no quería ponerse sentimental al respecto.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora