NUEVE

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No hablaron de lo acontecido en todo el camino de regreso a casa. Pasaron almorzando debido a la insistencia de Tinn y tuvieron que tomar un taxi de regreso por el peso de las bolsas con las cosas nuevas para Kraisee.

Al llegar a su destino, Gun salió rápidamente del vehículo, abrió la puerta para que Tinn pudiese bajar, sacó todas las bolsas y por último, le pagó al conductor.

Al ingresar a la vivienda encontró a su "amigo" sentado en una de las sillas de la cafetería y sobre la mesa estaba recostado Kraisee, el bebé estaba completamente despierto.

Tinn parecía estar haciéndole cosquillas en el cuello con su nariz y el bebé pataleaba con una enorme sonrisa en su rostro. Gun no pudo evitar que una sonrisa adornara su rostro ante semejante vista.

Tierno, pensó.

-Agh, ¿Por qué hueles tan rico?- le escuchó murmurar mientras juntaba su frente con la de Kraisee y tomaba sus pequeñas manos en las propias.

-Que huela rico no significa que no se va a bañar. Hoy le toca baño, recuerda lo que dijo mamá.

-Oh, es cierto. ¿Quieres bañarte? No, no quieres, ¿Verdad?

El cantante rio y negó con su cabeza mientras subía las bolsas y trataba de acomodar todo en su cuarto. Él no acostumbraba a ordenarlo para empezar, por lo que tuvo que poner orden a sus pertenencias primero, antes de intentar acomodar las de Kraisee.

-Esto llevará un rato.

Observando su cuarto, se dio cuenta que la maleta de Tinn se encontraba todavía en una esquina. Suspiró y se acercó a ella, la tomó en brazos y la depositó sobre la cama.

Comenzó a sacar las camisas, los pantalones, la ropa interior, la cuál agarró con dos dedos para evitar pensamientos inadecuados y por último, los artículos personales; jabón, shampoo, loción...

Loción...

Gun dirigió su vista hacia la puerta y luego, se atrevió a destapar la loción en sus manos y la acercó a su nariz. Cerró los ojos e inhaló.

Oh sí, olía a Tinn. Ese olor tan conocido y hogareño que envolvía sus fosas nasales en cada abrazo. Ese aroma tan varonil y no tan fuerte que lograba impregnarse en la ropa de él también.

Abrió sus ojos de golpe y tapó la loción nuevamente.

No seas raro Gun...

Tomó los objetos y los colocó en el mismo lugar que los suyos, colgó sus camisas con las propias y los pantalones también.

Suspiró ante el cansancio, había sido un día bastante agotador. Faltaban las cosas de Kraisee, pero sonrió ante lo emocionante que era llegar a casa con cosas nuevas y volver a revisarlas sólo por placer.

Sacó sus pijamas de la bolsa, los juguetes, los peluches, los biberones y mientras sacaba y sacaba, no lograba borrar su sonrisa, estaba tan entusiasmado y las nuevas adquisiciones ni siquiera eran suyas.

Al llegar al jabón y shampoo de bebé se acordó del baño de Kraisee, tomó las cosas y bajó al primer nivel para tratar de encontrar a sus huéspedes.

-¿Tinn?

No escuchó respuesta y tampoco seguían en el lugar en el que Gun los había dejado una hora atrás.

Caminó por la casa y no encontraba rastro de ninguno, ¿Era ridículo no?, La casa no era tan grande y tampoco tenía demasiadas habitaciones.

Al pasar por la puerta corrediza que daba hacia el jardín por segunda vez, se dio cuenta de que estaban afuera, Tinn sentado en una silla y Kraisee en sus brazos.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora