Dos Chicos y un Bebé

CATORCE

A la mañana siguiente ambos se despertaron temprano para poder ir a recoger a Kraisee de la casa de su tía Aoi.

Habían extrañado tanto al pequeño bebé que no dudaron en ir a la vivienda sin siquiera haber desayunado primero.

-¿Ansioso?- le preguntó Tinn mientras veían las casas pasar afuera del vehículo.

-Demasiado. No puedo esperar a verlo.

Con una sonrisa, el futuro estudiante de medicina pasó su brazo por encima de los hombros de Gun y lo atrajo hacia él.

-Esto se siente bien- murmuró Tinn. Realmente estaba gozando de la cercanía del menor.

-¿Qué se siente haber atrapado al pez más codiciado de la región?

-Oh bueno ¿Qué puedo decir? Me siento como el hombre más afortunado del mundo.

-Oh cállate.

-¿Qué? Tu preguntaste.

Gun no pudo evitar reír ante la situación. Todo parecía todavía un sueño, una de esas hermosas fantasías que visitaba la mayoría de las noches en los brazos de Morfeo.

Tinn era su novio. Suyo y de nadie más.

La verdad, aquella pregunta debería hacérsela él mismo ¿Qué sentía al haber atrapado al pez más codiciado de la región? Un pregunta muy correcta...

Se sentía invencible, realizado y emocionado. Por supuesto que Tinn era el hombre más guapo del país. Casi que a diario tenía que lidiar con las chicas que buscaban acercarse a él y en la secundaria no fue la excepción.

Recuerda como jovencitas llegaban a pedirle favores, clamando que eran muy débiles para cargar una mesa y podrían lastimarse ¡Por favor! Las mesas pesaban una miseria y tanto Tinn como él lo sabían.

Sin embargo, al ser el caballero que era, Tinn no dudaba ni un segundo en ayudar a todos aquellos que solicitaban su apoyo y consejos. Su actitud servicial, inteligencia y buen físico lo llevaron a ganarse un lugar en el corazón de muchas personas.

Demasiadas personas.

Se preguntaba si en la universidad sería la misma historia y no necesitaba tener un coeficiente intelectual elevado para saber la respuesta.

A dónde sea que fuese Tinn siempre habrían corazones rotos ante tan inalcanzable Ser humano.

Pero, para otros...

Sonrió ante el bellísimo pensamiento. Solamente él conocía todo acerca del mayor, solamente él podía sentir sus brazos rodearlo por las noches y ahora, un nuevo poder desbloqueado...

Él era el único que podía besar a Tinn.

-¿En qué piensas? - sintió los labios de su novio a centímetros de su oído.

-En que quiero un beso

-¿Ahora?

Gun asintió.

Tinn le sonrió, esa sonrisa que podría derrotar a un ejército y poner a una nación de rodillas.

Se acercó a él y depositó un tierno beso sobre sus labios. Otra cosa que había descubierto, era que los labios de su amigo, no, de su novio...

Oh sí, eso sonaba muy bien.

Eran extremadamente suaves, recuerda como se había sentido su primer beso la noche anterior y Gun puede jurar que en ese momento quería llorar al darse cuenta que su sueño se había vuelto realidad.

Nadie más podría gozar del amor de Tinn y quién se atreviese a intentarlo, bueno, debía pasar sobre él.

No pudo evitar reír al momento en que sus labios se separaron, ganándose el ceño fruncido del mayor.