TREINTA Y CUATRO

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Digamos que el regreso a clases había sido pesado para nuestro pequeño vocalista.

Su cabeza había comenzado a molestarle con bastante frecuencia.

Se sentía agotado mentalmente y es que no podía dejar de darle vueltas al asunto de las fotos. Tampoco podía dejar el hecho de que Tinn le había mentido.

Ver su sonrisa con alguien más aún le quemaba las entrañas y era peor sentarse cada día en el almuerzo y ver a Quinn haciéndole ojitos o bromeando con su novio.

Quizás se estaba volviendo loco, pero podría jurar que el mayor respondía a los actos infantiles de la chica.

Debía ser su mente jugando con él, seguramente era eso.

La noche en que recibió las fotos, no dijo nada. Se limitó a olvidar que en algún momento había pasado aquel intercambio de palabras a través del teléfono y esperó a que Tinn le dijese la verdad.

Él no lo hizo.

El aire movió ligeramente su cabello.

Su pierna se estaba moviendo bruscamente debajo de la mesa y sus ojos seguían clavados sobre los estudiantes de medicina que reían a unos metros de él.

¿Desde cuándo su pierna hacía eso? ¿Desde cuándo tenía la necesidad de jugar con sus pulseras a modo de ritual para tranquilizarse?

Ignoró las preguntas, desvió la mirada y se concentró en el libro que estaba abierto frente a él. Debía distraerse antes de que su mente comenzara a imaginarse cosas otra vez.

Se encontraba sentado en las mesas afuera de la cafetería, estaba solo puesto que sus compañeros habían sido castigados.

Le dijeron que estarían suspendidos por tres días.

Resulta que dejaron algo encendido en los dormitorios después de las 2:00am y casi incendian la habitación de Win y Sound. Esos chicos eran  bastante descuidados.

Sintió que una sombra repentinamente le cubría del sol y levantó su mirada. Rodó los ojos ante la vista y comenzó a guardar sus cosas.

-Hey ¿A dónde tan apurado?

No respondió y guardó todo en su mochila rápidamente. Se puso de pie y se dio la vuelta para abandonar al joven.

-Oye, espera - tomó el antebrazo del cantante y éste hizo un movimiento brusco para liberarse. Sin embargo, perdió el equilibrio y se apoyó en el pecho de South, ambos se toparon con la mesa, la cual emitió un fuerte sonido ante el impacto.

La mayoría de estudiantes voltearon curiosos por la causa de tal movimiento y el más joven se sonrojó. No los volteó a ver y por ende, no vio que cierto estudiante destacado tenía la vista sobre él.

Le arrebató su brazo a South y caminó con rumbo al edificio de su facultad, podía escuchar los pasos del idiota detrás de él, así que apresuró el paso.

Escuchó que le llamó tres veces y se estaba volviendo algo irritante. A la quinta vez, no pudo tolerar más y se giró para encararlo con una expresión fulminante.

-¡¿Por qué no me dejas en paz?!

La pregunta provocó que el chico frente a él saltara ante la sorpresa, pero no se permitió intimidar y caminó hasta que los separaban escasos centímetros.

-¿Por qué estás molesto?

-¿Es en serio?- preguntó incrédulo y al no recibir respuesta, se cruzó de brazos -Estás siguiéndome, me mandas mensajes y ni siquiera sé cómo conseguiste mi número.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora