VEINTIOCHO

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La segunda punzada llegó durante su concierto. Lo recuerda perfectamente.

Había estado nervioso toda la mañana, desde que dejó a Kraisee hasta que el maestro les dio el orden en el que pasarían. Ser el grupo no. 22 hubiese sido un alivio, pero sabía que estaría al borde del colapso en lo que esperaba su turno.

Su madre trató de tranquilizarlo mientras le preparaba un licuado de fresas para el camino, supuestamente para levantarle el ánimo y la energía. Pero en ese exacto momento, en lo que estaba esperando a que los llamasen ...

Sentía que iba a vomitar.

Su estómago dio un giro de 360 grados sin avisarle y eso provocó que su piel se erizara ante la sensación, una sensación para nada agradable.

Respiró profundamente y se acomodó sobre la silla de plástico.

Faltaban dos grupos antes que ellos y no miraba a Tinn por ningún lado. Necesitaba verlo, abrazarlo y recargar esa energía que le amenazaba con dejarlo.

Suspiró impotente.

Debía concentrarse, debía hacerlo por sus amigos y por su futura nota final. No era momento para quebrarse y dejar que los nervios le carcomieran lentamente. No, Gun no iba a rendirse.

-Vamos Gun, respira.

Se tranquilizó lo más que pudo y volvió a acomodarse en el asiento mientras esperaba su turno. Si alguien le preguntaba si sus nervios se habían ido, él diría que si y su confianza haría que muchos le creyeran. Para alguien observador , el temblar de su pierna le echaría de cabeza sin dudarlo.

Cuando por fin llegó su turno, se puso de pie y subió al escenario lo mejor que pudo, evitando ceder ante lo aguadas que se sentían sus piernas en cada paso. Parecían jalea.

Al pararse frente al micrófono las ganas de vomitar regresaron y sólo pudo concentrarse en el público frente a él, gente que lo miraba sin saber que detrás del vocalista de aquella banda, había un chico que podría desmayarse en cualquier momento.

Tragó en seco.

Observó a cada uno de los presentes, compañeros de facultad, compañeros de otras facultades, maestros y amigos. Sin embargo, hasta el fondo de todos ellos, había un rostro familiar.

Entrecerró los ojos tratando de ser lo menos obvio posible.

Inmediatamente, sintió como una sonrisa se habría paso por su rostro. Su novio estaba de pie sonriendo como sólo él sabía hacerlo. Éste le asintió a manera de indicarle que confiaba en él y que lo haría genial.

Él asintió de la misma manera y dándole la señal a sus amigos, comenzaron a tocar.

Cantó con todo el corazón, no sólo para obtener una gran nota para sus amigos y para él, sino que para hacerle sentir a Tinn que la canción era dedicada totalmente para él. Bueno, para él y para otra personita.

Al finalizar, todos formaron una fila y agradecieron con una reverencia ante toda esa multitud que aplaudía de pie para ellos, se sintió bastante bien debía ser honesto. Sin embargo, algo captó su atención, algo que no lo había hecho al principio y le hizo fruncir el ceño amargamente.

Ahí estaba su novio, sí. A su lado izquierdo estaba Tiw aplaudiendo con mucha emoción ante la presentación de su banda, pero a su lado derecho se encontraba Quinn.

La chica estaba agarrando fuertemente el brazo de Tinn y tenía una enorme sonrisa tirando de sus labios como si quisiese presumirle a todo el mundo la persona que estaba a su lado. Si algo le caía mal a Gun, eran aquellos que presumían algo que no les pertenecía en lo absoluto.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora