VEINTICUATRO

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Subió las gradas lo más rápido que pudo e ingresó a la vivienda con una enorme sonrisa, expectante a lo que podría encontrar dentro.

El apartamento estaba alumbrado y podía escuchar murmullos que provenían de la sala.

Camino siguiendo el sonido de aquella voz que tanto amaba y se encontró con Tinn y Kraisee sentados en el sillón.

Su novio leía en voz alta algo que parecía ser un problema de uno de sus libros y sobre sus piernas, Kraisee admiraba los dibujos que habían en aquella página.

-¿Nervioso por los exámenes finales?

-Oi, Gun. No te escuché entrar.

A la mención de su nombre, el bebé levantó la cabeza y sonrió mientras que , al igual que a Tinn, le extendía los brazos.

-Hola, mi pequeño ¿Cómo estás? ¿Te la pasaste bien? ¿Te divertiste?

-Le preguntas como si estar conmigo fuese lo más aburrido del mundo.

-Sabes, que no lo dije con esa intención - le respondió sin voltear a verle, enfocado en las pequeñas manos sobre sus mejillas -¿Te divertiste Huh? ¿Te divertiste con papá?

Gun siguió haciendo ruidos para que el bebé se riera y no se dió cuenta de la mirada que Tinn le estaba dando. El pobre hombre se había quedado congelado por lo que había escuchado.

-¿Qué dijiste?

-¿Mm? - desvió su vista para centrarla en el pelinegro -¿De qué hablas? ¿Dije algo malo?

-Tu...me llamaste papá.

Los ojos de Gun se agrandaron y sus mejillas se tornaron de un color rojo cereza. ¿En serio lo había dicho en voz alta?

-Bueno, eres su papá ¿No?

Sonrió completamente sonrojado, intentando ignorar la atenta mirada del estudiante de medicina.

Era cierto que lo habían acordado para que Kraisee no creciera llamándoles por su nombre, sería extraño. Pero era la primera vez que lo decían en voz alta.

Era papá. Tinn era papá a sus casi 19 años y le encantaba. Amaba cada parte de la paternidad y más aún la pareja con la que le había tocado disfrutar ese camino.

Decidió dejar el tema para que Gun pudiese respirar con normalidad y caminó para unirse a aquel abrazo con sus personas favoritas.

-¿Cómo te fue?

-Pues en el trabajo normal.

-¿Qué me dices de la universidad? ¿Ocurrió algo?

Él negó mientras pegaba su mejilla contra la cabellera del bebé.

-Gun...

Suspiró.

-Sabes que tengo exámen final en grupo.
Ya tenemos la canción, pero nuestra presentación está lejos de ser perfecta y es por mi culpa. Yo no... les he dedicado el tiempo que necesitan.

Tinn asintió, invitando al menor a seguir.

-Soy un mal compañero, un mal amigo -suspiró -Hubieses visto sus rostros cuando les dije que no podía quedarme por cuarta vez.

-No lo haces a propósito.

-Lo sé, es sólo que... No lo sé.

Tomó su mejilla suavemente con su mano derecha y la acarició con su pulgar.

-Eres una persona dedicada Gun, estás haciendo lo mejor que puedes y tanto Sol como yo te lo agradecemos. Sé que encontrarás la manera de resolverlo.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora