TREINTA Y OCHO

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El segundo semestre era pesado, había iniciado hace tan sólo dos meses y estaba cargado de tareas y trabajos en equipo. Si lo pensaba bien, era cierto cuando decían que la carrera de medicina te va matando poco a poco. Succiona lentamente tu alma hasta que te deja como un muerto viviente y como regalo de funeral, te dan un diploma.

Después de todo, las flores están pasadas de moda ¿No?

Se removió sobre su silla y restregó su mejilla contra su antebrazo para tratar de acomodarse mejor. La licenciada había sufrido un accidente en las escaleras por lo que tenían dos horas libres.

Se sentía mal por la señorita obviamente, pero podría cachar unas horas de sueño para poder reponerse antes de su trabajo en la biblioteca.

Trató de hacer oídos sordos a los ruidos de sus compañeros a los lados. Reían fuerte, hablaban alto y parecían vecinas chismosas criticando a personas que estaban sentadas a sólo unos cuantos escritorios de ellos.

Por favor, si Tinn podía escucharlos estaba seguro que los protagonistas de aquellos chismes también.

Se concentró en dormir y así lo hizo, necesitaba el descanso y buscaría cualquier oportunidad para lograr reponer las horas de sueño faltantes. No quería enfermarse .

Al lograr caer en los brazos de Morfeo, no escuchó cierta conversación que sucedía entre su lado derecho y el asiento en el pupitre de atrás.

-¿Entonces qué hago? Tinn siempre declina mis invitaciones y ahora es más evidente que nunca. Además, cuando salimos los tres, me ignora.

-Sabes que no es porque no quiera estar cerca tuyo, el tipo trabaja. Apiádate de él.

-No me estoy quejando. De hecho, que sea tan trabajador lo hace aún más atractivo - suspiró apoyando su rostro entre sus manos.

-Ugh, el amor es asqueroso.

-¿Tú crees? Te vi mirando al tecladista de aquella banda.

Tiw hizo una seña con los ojos y luego, llevó su dedo índice hasta sus labios -¿Quieres que lo oigan hasta Colombia?

-No seas exagerado, no lo grité - se quejó -Pero ya en serio, ayúdame a tener una cita con él.

-Sólo pídesela Quinn, sé directa.

-No quiero que me rechace o que piense que soy encimosa. Ya viste como se puso cuando contesté su teléfono, no se enojó pero sé que le incomodó.

-Esa fue tu culpa ¿Por qué lo contestaste? Eso es invasión a la privacidad.

-No lo sé, no dejaba de sonar y creí que podría ser algo importante. Siento que desde ese día, piensa que soy una entrometida.

-No lo eres - suspiró -Pero debes controlarte más, empieza por pedirle una cita.

-Ayudameeee - suplicó nuevamente, juntando sus manos frente a su rostro.

-Ugh, está bien. Déjame ver qué hago.

Tiw se acomodó en su asiento y dirigió su vista hacia el frente de la clase, con un puchero en sus labios. Parecía estar pensando en las opciones que tenían disponibles.

-¿Tiw?

-Todavía no tengo ni una idea. Necesitaré más de tres minutos.

-No es eso ¿Estás... seguro de que Tinn si está soltero?

-Claro, Él mismo me lo dijo. ¿Por qué?

-No, por nada. Sigamos pensando.

Quinn no le diría que su crush le había dicho, de una manera sutil, que no estaba en busca de una pareja y que lo lamentaba mucho. Sin embargo, no perdería la fé, haría todo lo posible por conquistar a su amigo .

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora