TREINTA Y TRES

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Después de la emoción de que su pequeño sol había dicho su primera palabra, mayor era la razón para quedarse y no salir a ningún lado.

¿Por qué había dicho que iría?

Lo único que deseaba era quedarse en casa con su familia, llámenlo ermitaño, pero siempre había sido así.

De pequeño la excepción era que sus dos amigos eran lo más cercano que tenía de cierta forma y por eso le encantaba pasar tiempo a su lado. Sin embargo, ahora lo más importante para él eran sus dos chicos.

Suspiró mientras tomaba su chaqueta y observaba a Gun sentado en el sofá de la sala, con Kraisee sobre su regazo. Le estaba dando su merienda, que consistía en puré de frutas.

-Ya regreso - anunció mientras se agachaba a dejar un suave beso sobre la cabeza de ambos.

-Ten cuidado.

-Lo tendré - abandonó la residencia con el corazón en la mano y se propuso terminar lo antes posible para llegar a tiempo a la biblioteca. ¿Qué podría comprar Tiw que llevase todo el día? Exacto, nada. Quizás sólo eran nuevos lapiceros y láminas.

Se dirigió al punto de encuentro a paso lento, quedaba cerca y no era necesario tomar el autobús.

Al llegar se topó con su gran amigo y de su brazo estaba fuertemente abrazada Quinn. Al verlo, ella corrió hacia él y saltó a sus brazos.

-¡TINN! ¿Cómo estás?

-Estoy... Bien ¿Qué haces aquí?

-Oh, Tiw me comentó que nos ayudarás a comprar mis materiales. Eso es tan lindo de tu parte.

Entonces, el estudiante desvió su mirada hasta toparse con la de su amigo, quien sólo le sonrió como respuesta. No le molestaba la presencia de Quinn, pero no quería que Gun se procupase demás.

Él sabía que ella, era de esa forma con todo el mundo. Una chica súper afectuosa sin duda. Si Gun no se enteraba, no le afectaría. Después de todo, Tiw iba con ellos.

-Muy bien, vamos.

-¡Espera! Ya que estamos cerca del parque, podríamos ir a comer algo ¿Qué dicen?

-Si, es una gran idea.

Eran dos contra uno, realmente su voto ya no contaba ¿No es así?

-Supongo que podemos ir. Sólo los acompañaré, yo no tengo mucha hambre.

Emprendieron su camino hasta llegar a la fuente que se encontraba en medio del parque. Alrededor, habían muchos camiones de colores que vendían comida rápida y por un momento, recordó su primera cita con Gun.

Se sonrojó ante el recuerdo.

El pensar que sus vidas pudieron ser tan diferentes si no hubiesen tomado aquel vino que la tía del cantante les había entregado.

-¿Tinn?

-¿Huh?

-Vamos a ordenar crepas.

-Oh, ok . Yo los espero aquí, buscaré una mesa.

-No, me refiero a tí y a mí. ¡Vamos!

El estudiante terminó aceptando y se dejó jalar por la joven hasta el puesto indicado, allí esperaron de pie hasta que su pedido estuvo listo.

Tinn tuvo que llevar las charolas debido a que Quinn estaba disfrutando de un pequeño helado que había comprado para matar el tiempo.

-Mmm esto está delicioso ¡Prueba!

No tuvo tiempo de reaccionar y el impacto del helado fue directo a su nariz. No mentiría, le pareció divertido y es que ya estaba acostumbrado a cuando Kraisee trataba de compartirle de su comida y no atinaba a dárselo en la boca.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora