Capítulo 4, pío! 🐥

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La palabra "nervioso" quedaba muy corta para cómo se sentía Jimin en ese momento, mientras entraba en la cafetería y tomaba una bandeja antes de ponerse también en la fila.

Prácticamente, ya podía ver a su jefa apareciendo de la nada y atrapándolo en el acto como en una horrible película de terror.

El dulce pollito prácticamente se estremecía internamente al pensar en Ye-rim colocando sus malvados ojos en él y para comenzar a darle su hiriente discurso ahí mismo, donde todos le podían ver y escuchar lo patético que era como enfermero.

Eso sería muy humillante, especialmente porque no había solamente otros empleados en la cafetería, sino que otros pacientes y familiares de estos que iban a visitarlo.

Y aun así, sabía que su jefa no le interesaría en lo más mínimo aquello, ya que luego simplemente le echaría la culpa a él, como siempre.

Soltando un suspiro, Jimin pegó un pequeño brinco cuando su espalda fue levemente empujada por la persona que se encontraba detrás de él, esperando. Un suave y dulce pío se le escapó entre sus bonitos labios rellenos, al mismo tiempo que un intenso rubor cubría desde sus mofletes hasta sus orejitas.

—Lo siento —murmuró, inmediatamente avanzando en la fila todo el espacio que había quedado por andar distraído en sus pensamientos.

—Hola, Jiminnie —saludó Namjoon con esa mortal sonrisa de hoyuelos en cuanto fue su turno—. No te vi por aquí esta mañana —comentó mientras simplemente le colocaba comida en su bandeja, sabiendo perfectamente de los gustos del pollito.

—Hola Namjoon —sonrió suave—. Y no pude venir antes porque llegué un poco tarde y Ye-rim me dio mucho trabajo —explicó torciendo suavemente sus rellenos labios.

—¿Ye-rim no te dejó comer algo? —cuestionó con los músculos de su gran cuerpo trabajado tensándose visiblemente al igual que su mandíbula.

Lo cual, por supuesto que preocupó al rubio omega, Ye-rim no era exactamente del agrado de muchos en el hospital.

—No lo hizo a propósito, solo había mucho trabajo por hacer y yo también trabajo aquí también, pío —explicó apresuradamente.

Observándole, Namjoon finalmente soltó un suspiro y acomodó su cabello rubio platinado, lanzándole una pequeña mirada al idiota detrás del dulce enfermero que observaba divertido a Jimin.

Afortunadamente, esa mirada fue suficiente para que el idiota se quedara callado y no hiciera comentario alguno sobre los dulces "píos" Que se le escaparon a Minnie, el chico siempre se sentía mal cuando alguien se fijaba en ellos y no era bonito tener a un Jimin deprimido.

Además, este ya parecía que estaba lo suficientemente estresado como para que alguien más lo molestara.

—Está bien, solo ve a sentarte y come todo —pidió, tal vez dándole un poco más de comida que a otros.

Y si Jimin no dijo nada, fue solamente porque su mirada gris había recaído en los dos postres en su bandeja, sus favoritos.

—Gracias, Namjoon —expresó con una gran sonrisa de ojos.

—No es nada, deja te ayudo a ir a tu mesa —anunció al contemplar al dulce enfermero darse vuelta y quedarse congelado mientras buscaba una mesa disponible.

—Yo...

—Vi a tu hermano por aquí y estoy seguro de que aún no le he visto retirarse —comentó saliendo detrás de la barra luego de indicarle a otro que le reemplazara unos segundos.

—Oh —musitó con visible alivio de no tener que estar solo por si se encontraba con su jefa—. Si me dices dónde está...

—Tonterías —pronunció, tomando su bandeja fácilmente con una sola mano para luego guiarlo a través de la extensa cafetería—. Ahí está —señaló.

Quiéreme bonito, pío! 🐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora