Capítulo 35, pío! 🐥

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Corriendo hacia su habitación, el pollito cerró la puerta y le colocó el seguro antes de retroceder, intentando buscar un escondite.

Pero lamentablemente, un simple pedazo de madera con forma rectangular y su seguro no iba a poder contener a alguien que tenía malas intenciones demasiadas obvias.

—¡Abre la maldita puerta! —exigió el desconocido, golpeándola.

El dulce omega chilló y retrocedió asustado, haciendo eco de su pollito quien piaba desesperado por su alfa.

Y Jimin se encontraba igual, deseando que llegara pronto su pareja para que los salvara.

Cuando la madera volvió a crujir ruidosamente, el hombrecito observó desesperado a su alrededor nuevamente, pero realmente no había escondite alguno donde pudiera esconderse mientras esperaba que su pareja volviera.

Observado su teléfono abandonado en la pequeña mesita de noche al lado de la cama, saltó hacia este en el mismo instante en que el ladrón rompió la puerta.

—¡No! —gritó el pequeño pollito, chillando cuando su cuerpo fue llevado hacia el suelo por el hombre visiblemente más grande y fuerte que se lanzó contra él.

Con un costado de su cabeza rebotando en el frío suelo duro, todo el mundo de Jimin se agitó y se mareó. Parpadeando, el omega odió la sensación de que, de pronto, todo se estaba moviendo demasiado lento.

—¿No podías simplemente quedarte tranquilo? —gruñó el gran hombre, apartándose y empujando su teléfono para lanzarlo lejos de su alcance—. Joder, me hiciste desperdiciar aún más tiempo, como si ya no lo hubiera hecho al esperar que ese jaguar te dejara solo —espetó levantándose del suelo.

Confundido, Jimin parpadeó mientras su cuerpo era alzado descuidadamente.

Y cuando todo su mundo se volvió de cabeza, fue como si algo activara nuevamente su cerebro e inmediatamente comenzó a luchar otra vez, con sus manos aferrándose al borde de la puerta para impedirle al hombre que lo llevara más lejos de su habitación.

—¡No! ¡Suéltame! ¡Pío! ¡Ayuda! —gritó desesperadamente el rubio omega, sintiendo como incluso sus uñas se enterraban en el bordillo del marco con la desesperación.

—Guarda maldito silencio —espetó el desconocido, luchando por mantener quietas las piernas del pollito que se agitaban con furia.

Gritando cuando repentinamente fue lanzado al suelo, Jimin se quejó de dolor tan pronto cayó descuidadamente y luego sus ojos se volvieron acuosos tan pronto como un puño se estrelló fuertemente en su rostro, haciéndole callar.

Sintiendo la humedad comenzando a bajar por su lastimada nariz, la mano del pequeño pollito tembló mientras la alzaba para tocar toda la zona lastimada, que era prácticamente la mitad de su rostro.

La humedad empapó sus dedos y Jimin inmediatamente cerró sus ojos, sabiendo, que si observaba la sangre, caería desmayado y solo se volvería un caso fácil de secuestrar.

Más de lo que ya era en ese momento.

—Así deberías de estar siempre, estúpido omega —gruñó el desconocido, haciendo el intento de volver a tomarlo.

Un pequeño y dulce pío lleno de angustia brotó de los gruesos labios del omega, uno, que instintivamente, llamaba por su pareja, su alfa.

Al mismo tiempo, un poderoso rugido hizo eco en todo el departamento, asustando horriblemente a su secuestrador.

Confundido, el dulce pollito abrió sus ojos y contempló un enorme jaguar de hermoso pelaje negro aparecer de la nada.

Y entonces, el hombre que había estado sobre él, intentando secuestrarlo y lastimándolo en el proceso, dejó de estar encima del omega.

Quiéreme bonito, pío! 🐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora