Capítulo 16, pío! 🐥

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Cuando Jimin terminó con sus deberes, se permitió tomar un pequeño descanso apartándose del camino de su jefa, por no decir mejor ocultándose de su vista, ya que sabía que en el momento en que Ye-rim se diera cuenta de que ya había terminado, lo llenaría con otras tareas sin darle unos miseros segundos.

Ocultándose en las escaleras de emergencia, el dulce pollito inmediatamente subió un piso y contempló con una sonrisa el gran ventanal de este que cubría la mitad de la pared hacia arriba.

Viendo los cálidos rayos del sol iluminando dicha zona, el omega no tardó ni un segundo en ir hacia allí y tomar asiento en el bordillo de la ventana.

Inclinando su rostro hacia los cálidos rayos, Jimin soltó un suspiro de pura felicidad al igual que su pollito, tan pronto como el sol acarició su piel, siendo tan suave y cálido como le gustaba.

Con su teléfono sonando en su bolsillo, el hombrecito aprovechó de sacarlo y otra gran sonrisa boba apareció en su rostro cuando un paquete de galletas a medio terminar cayó con el movimiento.

Esas habían sido las galletas que Yoongi le había dado esa mañana, tras esperarlo frente a su edificio y que se aseguró de que comiera una vez encontró asiento en el autobús.

Si Jimin no le hubiera comentado que no siempre encontraba el tiempo en la mañana para comer o que su apetito simplemente no aparecía, el apuesto hombre no se estaría tomando tantas molestias con él, pero lo hacía y cada gesto, mirada y palabra, tenía al omega en un dulce lío interno.

Lío del bueno, claro, ya que solo se convertía en un desastre de chillido que se derretía con cada cosa que el hombre hacía.

Abriendo el paquete nuevamente, el dulce pollito sacó una galleta y luego retomó su atención al teléfono, recordando que alguien parecía haberle hablado.

Y ahí estaba, brillando al lado del nombre de su vecino, una burbujita que indicaba que este le había hablado.

Sin poder ocultar su felicidad, el rubio omega pinchó sobre el y su sonrisa solo empeoró a leer el mensaje de Yoongi, quien le deseaba una buena mañana, le recordaba no sobre esforzarse tanto y le preguntaba si ese día también iba a rechazar su invitación a almorzar.

Soltando una burbujeante risita alegre, Jimin le respondió agradeciéndole y prometiendo despejar su hora de almuerzo para pasarla con él, prometiéndole avisar cuando tendría una hora disponible.

Lo único que tenía que hacer para poder lograrlo, solamente era evitar a su jefa y a cualquiera de sus compañeros que pudiera exponerlo, simplemente para quitarse algo de trabajo de encima.

Cuando su teléfono comenzó a sonar entre sus manos, alertando esta vez una llamada. Aquellos grises ojos observaron con sorpresa el nombre de Yoongi parpadear en la pantalla.

Con sus manos algo sudorosas, el dulce pollito la pasó por su muslo y luego contestó la llamada.

—¿Pío? —musitó, cuando en su mente había querido decir "hola".

Inmediatamente sintió el calor subiendo por su cuello, cubriendo todo su rostro, y su primer instinto había sido cortar, y lo hubiera hecho, de no ser de la baja risa enternecida del contrario lo distrajo lo suficiente como para olvidar su torpeza.

Dulce, me dan ganas de besar esos preciosos labios tuyos cada vez que dices esos adorables píos —comentó como si nada con ese tono bajo casi ronroneante.

—Yo... Eh... Eso... —balbuceó el cambiaformas pollito, bajando la mirada completamente encantado y apenado.

A pesar de que no estaba viendo directamente a Yoongi, prácticamente podía verlo en su mente con esa ladina sonrisa coqueta y sexy que poseía.

Quiéreme bonito, pío! 🐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora