Los días se vuelven rutina, despierto en mi base con la luz del día, exploro el bosque con Neteyam y regreso a la base después del atardecer, donde me espera una pila de informes sobre la mesa.
Hay días donde Neteyam me enseña sobre las costumbres de los Omatikaya, me explica a su manera la comunión que tienen con su Diosa, Eywa, aunque casi todo lo he aprendido en el libro de la Doctora Augustine, pero debo admitir que me complace más escuchar a Neteyam, lo hace con un entusiasmo y una admiración envidiable, ¡Hasta es un gusto verlo contar las historias del clan!Increíblemente hoy se cumple exactamente un mes desde que comencé mi investigación en Pandora, todo ha pasado tan rápido que siento algo parecido a la nostalgia, como que pude haber disfrutado mucho más estos días, pero cada vez que regreso a la base muero de cansancio, solo mi cuerpo sabe lo mucho que me he esforzado.
El día está más brillante de lo habitual, es como si el bosque lo supiera, justo después de terminar los análisis con unos hongos, preparo mis equipos para ir al siguiente lugar.
-¿Neteyam?- digo mientras intento abrochar el seguro de mi bolso, y a la distancia puedo escuchar la respuesta de mi guía.
-Aquí estoy.- lo veo entre unas rocas, contemplando el cielo.
Camino hacia su dirección con cierta precaución, ya que ambos nos encontramos cerca de un precipicio directo hacia el mar, desde aquí puedo sentir el rocío en el viento.
-¿Cuál es nuestra siguiente parada?- pregunté ciertamente distraída por el panorama de las fuertes olas chocando por las rocas.
-Hoy es un buen día...- levanté la mirada hacia Neteyam, quien mantiene la cabeza hacia arriba, con los ojos cerrados disfrutando de los rayos del sol.
Noto como su cola comienza a menearse, ¿Está feliz? ¿Está enojado? No sabría describirlo... Y entonces mi visión sube un poco, hacia su alargada trenza, que pasa desapercibida la mayor parte del tiempo, ese vínculo es algo que me tiene con mucha curiosidad.
-Deberíamos ir a las Ayram alusing. -termina de admirar el cielo para acercarse a los árboles detrás nuestro.
¡Iremos a las legendarias montañas flotantes de Pandora! Será la primera vez que las veré en persona.
Me apresuro por acercarme a Neteyam, quien intenta llamar a Duna, pero con una mano en su enorme brazo lo detengo en el último segundo, él me observa sorprendido con las orejas levantadas.-Quisiera intentarlo...- doy un paso al frente.
Neteyam me da un poco de espacio, aguardando por mi intento de llamar a Duna.
Relajo un poco mi cuerpo nervioso por el posible gran momento, y con la boca imito el mismo sonido que Neteyam.
Ambos nos quedamos congelados a la espera de la entrada de aquel Banshee, pero los segundos pasan y no hay rastro de Duna, ella no suele tardar cuando Neteyam la llama.Finalmente mi cuerpo se rinde, dejando caer mis hombros ante la derrota, y ahora solo puedo escuchar la risa burlona de Neteyam.
Bueno, si de alguna forma lo conseguía, iba a ser demasiado bueno para ser verdad...
Neteyam hace lo suyo y llama a su Ikran, quien no tarda más de 5 segundos en aparecer ante nosotros, y sólo para molestarme comienza a acariciarla con entusiasmo, lanzándome una mirada mientras lo hace.-Buena chica, Duna.- levanta las cejas sin dejar de mirarme, orgulloso de su fiel criatura, seguido de montarla sin esfuerzo alguno.
-...Es solo costumbre.- digo con un ligero tono de burla, aunque muy en el fondo siento algo de envidia por él.
Con ayuda de Neteyam me acomodo sobre Duna, sosteniendome de donde pueda, y nos elevamos en el cielo con poca turbulencia, durante el viaje no pude evitar observar el vínculo de Neteyam y Duna, definitivamente hoy siento mucha curiosidad sobre eso.
Nuestro trayecto se hace un poco largo pero finalmente bajamos en medio de los árboles, logro pisar tierra firme gracias a Duna, la traidora más encantadora que conozco, y esta se aleja de nosotros una vez más.
-¿Crees que yo pueda montar a un Ikran, Neteyam?- lo observo a la espera de una respuesta.
Él se queda pensativo por unos segundos, como si mi pregunta lo hubiera sorprendido, y ya sé cuál es la respuesta, pero solo quiero oír qué opina al respecto.
-No lo sé, para montar a un Ikran, hace falta el Tsaheylu. -agrega mientras caminamos por el frondozo bosque, pero se detiene repentinamente para voltear a verme.- ¿Los humanos hacen Tsaheylu?
-No... Pero sería asombroso.- me adelanto unos metros en el sendero, yendo en reversa sin fijarme en mi camino. -Si los humanos tuviesen ese tipo de conexión neuronal, no durarían una semana estando cuerdos, al poder sentir todas las dolencias de su mundo.
-... Yo no subestimo a las personas del cielo, han llegado desde tan lejos, y lo han hecho solos.- camina cabizbajo, como si estuviese apenado por algo. -Cuando hablo con mi Padre, aveces me quedo observándolo, y entonces recuerdo que él fue una persona del cielo, vino de las estrellas... De alguna forma, yo también soy una persona del cielo.
Vaya... Debió pasar mucho tiempo para llegar a esa deducción, este Na'vi realmente es alguien con muchos secretos, por fuera parece ser un príncipe serio y determinado, feroz guerrero e inteligente cazador, de cierta manera me siento bien por conocer este lado suyo, el de un joven con dudas que desean ser llenadas, y con sueños desbordando su mente.
-Yo por el contrario, me interesa mucho más convivir contigo, que con mi propia gente.- agrego sin detener el trayecto -Quiero decir, no contigo, sino con los Na'vi en general.- me apresuro por corregir mis palabras.
Mis intentos por salvar la situación ha sido en vano, Neteyam comienza a observarme con el semblante levantado, y los labios parecen temblarle un poco.
-¡Quiero decir! Me encanta pasar tiempo contigo, y con tu gente y, ¡Ay!
Mis pies se enredan con algunas raíces en el suelo sin previo aviso, algo de esperarse si voy caminando en reversa, cuando espero el duro golpe del piso, Neteyam me sostiene con sus manos, quedándonos frente a frente, dudo que haya hecho un gran esfuerzo.
Sus cálidas manos aprietan mi cintura, y me toma unos segundos volver a tener la presión estable.-Es una lástima, gracias a ti no podré tener alguna cicatriz para el recuerdo.- sonrío de oreja a oreja contemplando el rostro de Neteyam, quien se le pinta una pequeña sonrisa, pero niega con la cabeza mientras ayuda a incorporar mi cuerpo.
-Debes tener cuidado por aquí, las plantas son...
-¿Son qué...?- pregunto mientras acomodo mis ropas, pero el repentino silencio de Neteyam me confunde aún más, levantando la mirada hacia él puedo notar su expresión petrificada por alguna razón.
Lleva un dedo a sus labios, diciéndome que guarde silencio, y luego apunta hacia mis pies obligándome a inspeccionarlos, de repente un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
No eran raíces con las que tropecé, sino la cola de un animal, esta era grande y blanca, atravesada entre mis piernas, sin darme cuenta ya estaba sudando frío, si hacía algún movimiento brusco podría llamar la atención de aquella criatura.El miedo se notó en mi rostro, intenté no gemir del miedo, y regular la respiración, pero no sé cuanto tiempo dure de esta forma.
Observaba a Neteyam en busca de ayuda, quien mantenía la calma pese a la situación, entonces con sus fuertes brazos me eleva del suelo y me carga como a un bebé, alejándose lentamente del peligro que posiblemente nos acecha.Se asegura de estar fuera del alcance de aquel animal, y solo así vuelvo a respirar con normalidad, toda esa presión hizo que mi corazón palpitara con la fuerza de un Direhourse, pero Neteyam sigue alerta a cualquier ruido del bosque.
-Por Eywa... ¿Qué clase animal era? Solo podía notar su pálida cola.- digo mientras froto mi pecho para calmar mis latidos.
-Swira'Atan, un Ikran que vive alejado de los demás.
Mis cejas se elevan al escuchar a Neteyam, mi confusión se hace notar.
-¿Un ikran solitario? ¿Hay alguna razón para eso?
Neteyam vuelve hacia mí con un poco más de tranquilidad.
-Swira'Atan no es como los demás Ikranes, nació con una maldición, su piel es blanco como la luz...
¿Un Ikran tan blanco como la luz? Jamás había leído sobre ellos, siquiera en el libro de la Doctora Augustine...
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DON'T DESERVE YOU | Neteyam fic, Avatar
Fanfic«¿Realmente no te das cuenta? Aún vives con el miedo de no pertenecer a este mundo, pero eres muy egoísta. Lo cierto es que yo te pertenezco, mi cuerpo y mi alma son tuyos, déjame contemplar tus ojos, déjame estar cerca tuyo, porque sino, siento que...