«¿Realmente no te das cuenta? Aún vives con el miedo de no pertenecer a este mundo, pero eres muy egoísta. Lo cierto es que yo te pertenezco, mi cuerpo y mi alma son tuyos, déjame contemplar tus ojos, déjame estar cerca tuyo, porque sino, siento que...
Su mirada reflejaba miedo, como si estuviese dudando de la situación. Me siento tan culpable, y de hecho, yo soy la dicha culpable de su desconfianza.
-Neteyam... Yo- me acerco a medida que emito una palabra, intentando mantener la calma, pero mi voz temblorosa comienza a delatarme. -No quise herirte aquel día, te juro que no.
Nuestra distancia se va acortando, y debo levantar la mirada a medida que avanzo, porque, aunque me cueste, no puedo dejar de ver a sus ojos color del sol, incluso si dicha acción delata mis lágrimas a punto de resbalarse por mis mejillas.
Nuestro silencio es absoluto, combinado con la calma que emana el bosque, me hace contemplar su imponente presencia aún más, y aquella mirada que observa a través de mi sucia e impura alma humana... Tan solo espero una reacción, un suspiro, algún movimiento por parte de Neteyam, y entonces comienza a reír con un tono nervioso. Mis cejas se levantan ante tal acción, dejándome sin palabras para pronunciar.
-Nosotros... Nosotros somos tan diferentes- comienza a frotar su frente.
Dichas palabras me causaron mucha gracia, tanto así que no pude evitar compartir la risa nerviosa de Neteyam.
-¿Y ahora lo notas?- digo entre risas. -Neteyam, no he tenido un solo amigo en toda mi vida. Tuve que viajar a otro planeta para encontrarte a ti.
De repente las risas se detuvieron, y la mirada divertida de Neteyam se ablanda por completo. Con un movimiento logra ponerse a mi altura, me resulta extraño verlo desde aquí.
-Prométeme que no te alejarás de mi, otra vez.
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-... Y que no te alejarás solamente para protegerme de las personas del cielo.- añadió Neteyam.
-Lo prometo.
Mis respuesta, rápida y segura, hace que las orejas de Neteyam se levanten al igual que su ánimo, y entonces él extiende su mano hacia mí, queriendo estrecharla para cerrar el pacto. Cumpliendo con su petición, acerco mi mano y la estrecho con firmeza. No pudimos contener la risa por tanto tiempo. La felicidad es abrumadora cuando no sabes cómo expresarla, sientes un nudo en la garganta, pero, es la primera vez que siento tanta felicidad en toda mi vida.
-¿Cómo me encontraste?- Neteyam vuelve a incorporarse apoyándose en sus rodillas.
-Lo'ak fue por mí a la base.- agrego mientras plancho mis ropas con la mano.
-¿Lo'ak, fue por ti? Ese Sxwang...- suelta una risa negando con la cabeza al mismo tiempo.
-Luego las semillas del árbol de las almas me guiaron hasta aquí y_
-¡¿Eh?!- Neteyam se sobresalta repentinamente. -¿Atokirina?
-Ajá, fue asombroso, no las había visto desde tan cerca.
