«¿Realmente no te das cuenta? Aún vives con el miedo de no pertenecer a este mundo, pero eres muy egoísta. Lo cierto es que yo te pertenezco, mi cuerpo y mi alma son tuyos, déjame contemplar tus ojos, déjame estar cerca tuyo, porque sino, siento que...
-Entonces, seamos amigos.- extiendo la mano hacia Neteyam, esperando estrecharla. -...
Pero solo obtengo la misma respuesta que todas las veces, Neteyam solo observa mi mano dubitativo, como si no supiera qué hacer. Me resulta un tanto gracioso su poco entendimiento sobre unir nuestras manos, pero su extensa sabiduría sobre todo lo que conlleva ser un Na'vi. Tomo su mano con amabilidad para no asustarlo, intentando apretarla con suavidad hasta donde pueda, pero lo cierto es que solamente logro sostener hasta la mitad de sus dedos.
-Esto es un saludo amistoso.- sonrío levemente.
Tarda unos segundos en reaccionar pero finalmente relaja su mano para así estrecharla juntos, al parecer en verdad le gustó este contacto, puedo notar como su cola comienza a moverse de un lado a otro.
Una sonrisa se pinta en nuestros rostros... vuelvo... a sentirme como un niño, es increíble como él, siendo el futuro líder de los Omatikaya, tenga esta especie de sensibilidad hacia las personas, como si no me viera como el enemigo, ¿Acaso le he transmitido esa confianza?
Si así fuera, no a sido apropósito, jamás pensé que llegaría a relacionarme con un Na'vi, e incluso mantener conversaciones... ¡Sólo mirenme! Ya me considera como una amiga.
Ha pasado mucho tiempo desde que llegamos a este lugar, mientras redactaba algunos párrafos en mi tableta, Neteyam permanecía sentado a unos metros ordenando sus flechas e inspeccionando la zona en calma, el silencio entre nosotros ya no es tan pesado, como si no necesitáramos hablar para estar cómodos, a diferencia del Doctor Collins, quien parecería tener una especie de fobia a los silencios largos, y aunque me encantaría quedarme aquí un poco más, en medio de las radiantes flores, Neteyam y yo regresamos a la tribu.
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Duna es tan elegante cuando vuela y hasta cuando aterriza, siquiera tambaleo mientras estoy montada en ella, y que Neteyam mencione lo bien que le caigo hace que mi orgullo suba un poco. Envidio como puede acariciarla sin temor a que le coma un brazo, aunque Duna no me considere como una amenaza, aún hay una pizca de incertidumbre en mi cabeza que me mantiene alerta.
-Buena chica.- complace a su Banshee con un bocado.
Duna se aleja hacia los árboles para degustar su alimento en paz, mientras que Neteyam y yo nos acercamos hacia un grupo de niños, logro distinguir al pequeño Akum y a Kiri, ambos están muy ocupados jugando con el resto como para percatarse de nosotros.
-¿Aún no encontraron a su madre?- levanto la vista hacia Neteyam, quien niega tristemente.
-En los últimos meses han desaparecido 8 Na'vis, es como si jamás hubieran estado aquí. -Baja la cabeza, con la mirada perdida en sus pensamientos.
A juzgar por su reacción, debe ser la primera vez que sucede algo así en la tribu... Me asusta tan solo pensar que esto podría ser obra de los militares.
-¡Neteyam!- una joven Na'vi se abalanza a los brazos de Neteyam, quien le devuelve el abrazo en un santiamén.
-¡Tuk, Tuk, Tuk!- repite una y otra vez, regocijandose por la presencia de aquella Na'vi. -Hermanita, quiero presentarte a alguien.
