El gran cambio del reino

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Estaba muy cansada, lo único que tenía ganas ahora era tomar un largo sueño y no despertar hasta dentro de dos días si era posible, amaba dormir, sentir el frío de las sabanas y como su cuerpo empieza a calentarse con las mismas, su suave almohada, no podía esperar más para acostarse, ni siquiera se puso a pensar en que ahora en esa casa solo vivirían ella y María. Entraba en su habitación, era sorprendente que su hogar seguía intacto, como si solo hubiera salido a un paseo común y corriente. La sirviente que la había cuidado desde hace ya bastante tiempo estaba ahí parada con algo muy preciado para ella.

~ Mi lady ~ hablo tan pronto cuando Amy cerró la puerta, asegurándose que nadie los escuchará. ~ Aquí las tengo ~ mostró una caja. ~ Las castas del rey Sonic le ha mandado todo este tiempo están aquí, yo misma me asegure que nadie más supiera de su existencia, y le puedo asegurar que nadie las leyó en su ausencia ~ Dejo la caja en su mueble al lado de su cama, hizo una reverencia y estaba por retirarse, pero se acercó a Amy para abrazarla ~ Me alegro verla con vida ~ Amy acepto el abrazo, era cálido y de verdad lo necesitaba, ella había escuchado los rumores, todo el mundo al parecer, posiblemente habría muerto. Se sentía como una niña chiquita que ahora mismo podría tirarse al piso y hacer un berrinche, la sirvienta salió de la habitación.

Amy se dejó caer en su cama, tomo la caja para abrirla con una pequeña llave que tenía colgada, abrió algunas cartas para empezar a leerlas, no podía creer lo tanto que lo iba a extrañar, Sonic había estado aquí y ella no pudo verlo; Derek no le dijo nada, pero esa simple sonrisa que dibujo en el momento de entregarle el regalo que Sonic había dejado para ella, se lo había dicho todo, al abrirla noto una carta y una medalla, la miraba con mucho detalle, era una medalla de plata, tenía las iniciales del reino de Mobiüs, alrededor tenía marcada la palabra "honor" y "lealtad" sonrió, algo que caracterizaba perfectamente a Sonic eran esas palabras, una medalla sorprendente, interpretando a toda su familia. Rápidamente abrió la carta contenta y empezó a leerla.

"Mi amada Amelia, mi visita en Athenea solo era para verte, fue horrible al enterarme de que probablemente estarías muerta en algún lugar o serias ejecutada, me presenté, pues tenía la esperanza de verte otra vez, me enteré de demasiadas cosas que no se si estuvo bien, hay algunos ideales que no comparto con tu hermano, ahora rey, pero tengo la esperanza de que tenga idea de todo lo que esta haciendo, no me dieron la oportunidad de verte, con decirte que tampoco me dieron la autorización de ir a buscarte, pero todos piensan que estas bien y prefiero escucharlo que pensar lo peor, y si todavía te pienso, te extraño tanto, seguirás apareciendo en mis sueños, pero se que decírtelo ya está de más, desde el primer día, deje muy en claro mis sentimientos hacía ti, tengo una fuerte esperanza de que algún día pueda verte, no lo sé, tal vez mañana, en una semana, en un mes o un año, pero deseo verte. Esta carta tal vez sea la última por varios días y no pienso guardarme más todo lo que siento por ti. Aunque estoy muy seguro que lo sabes perfectamente, no basta en aclararlo otra vez.

Me enamore de ti, me enamore incluso si no te veía a diario, no sé cómo, pero me gustó, me enamore cuando en las noches no paraba de pensarte, me enamoré incluso cuando te mandaba cartas y hablábamos de cualquier tema. Te mire y solo necesite un día para estar enamorado y con tan solo tu presencia no podía quitarte mis ojos de los tuyos, solo costó un día para que deseara verte a diario. En cada momento de mi existencia, solo deseo estar contigo ahora mismo.

Yo sé que tal vez esto sea prohibido, pero por ti soy capaz de hasta renunciar a mi corona por estar contigo, me enamore tan rápido de unos ojos que ni yo mismo sé si me miraban, es horrible pensar que solo yo soy el loco enamorado con esa gran intensidad, el cursi, pero no podía irme sin decírtelo, podría despedirme de ti una y mil veces, pero seamos realistas no sé cómo irme, ni siquiera quiero hacerlo. Espero algún día verte otra vez, solo ver tus ojos una vez más, tenerte en retrato no sería suficiente, mi bella "mujer de las cartas" mujer que atrapo mi corazón, Te amo como un loco. Te dejo esta medalla como regalo de parte mía, pedí verte pero sería imposible, me sacaron a la fuerza de Athenea, asuntos de mi reino que no pueden esperar, pero me complace saber que leerás esta carta, y pensar que por una mirada comenzó todo esto.

La monarquía (Sonamy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora