la nueva morarquia

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En el momento en que Amy se sentía en aquel trono, todos los demás en la sala también hicieron lo mismo, era raro ser ella el centro de atención de muchas personas, su mirada estaba clavada en aquel sacerdote, no se atrevía a voltear a ningún otro lado, no estaba dispuesta a recibir miradas cuestionables sobre el paradero de su hermano o simples desprecios, quería que el día ya acabará.

"El Reino merece a una soberana capaz y eficiente, como todos aquellos que pasaron por la corona, Athenea es un reino grande, lleno de virtudes y un pueblo encantador..."

Sería un discurso largo, hablaría del pueblo de Atenea y haciendo el honor que todos los demás reyes han pasado, un discurso que era igual para todos los reinos, solo cambiaba el nombre. Mientras tanto, la voz del padre se escuchaba alto, lo suficientemente para poder tener una charla entre susurros, aunque claro, era de muy mala educación hablar mientras estaban en la ceremonia.

~ ¿Ella es reina? ~ hablo Aleena, aunque fue más para sus adentros, nadie la escucho por suerte, ya que la posible respuesta empezó a formularla adentró de sus pensamientos, ¿Dónde estaban los demás hermanos? ¿Por qué solo María estaba ahí? ¿Acaso murieron? Si era así ¿Por qué nadie se los notificó? ¿Qué demonios había pasado en esos años de completo aislamiento? Todo estaba mal.

~ ¿Cómo puede ser esto posible? Se supone que es hija de una prostituta, el rey Enrique dictó que ella no- ~ Fiona no fue discreta, no lo dije en voz alta, no era tonta, sabía que si lo hacía ocasionaría un escándalo y eso le daba mucha vergüenza, aunque terminó enojada cuando alguien la interrumpió haciendo que cerrara la boca.

~ Cállate y mínimo demuestra respeto, ahora ella es reina, superior a ti ~ Blaze la callo, lo que hizo muy felices a los demás, el rey Scourge no hacía mucho caso, el estaba muy atento a cada palabra y movimiento del hombre que daba el discurso, ni siquiera le puso atención a las palabras que su mujer había dicho y mucho menos quien fue que la callo.

Cuando el padre se acercó, varios hombres rodearon a Amy, hombres con armaduras, quedando atrás y al lado de ella "Los caballeros te serán fiel y obedecer tus órdenes" todos ellos se arrodillaron, aquel hombre que era el único en la sala que hablaba siguió, tomo un plato de oro que tenía una especie de líquido, hacía años que no tenían una coronación de Athenea, los demás reinos desconocían por completo que clase de costumbres seguían, totalmente diferentes a los demás, tomo un poco con dos dedos, se acercó a sus manos "Sean sus manos ungida con aceite consagrado" Amy extendió sus manos para que el formará una cruz con el aceite, volvió a tomar del pequeño plato, el hombre ya mayor dudo en hacerlo, pues está parte podría ser incómoda para Amy, así que la miro fijamente a lo que Amy solo sonrió, señal de que todo estaba bien "Sea su pecho ungido con aceite consagrado" repitió, llevo sus dedos en el pecho de ella formando nuevamente la cruz, y finalmente llevo otra vez los dedos a su frente, "sea su cabeza ungida con aceite consagrado" de igual manera formando la cruz, "como reyes, curas y profetas fueron ungidos"  Amy cerro los ojos, no por qué fuera lo correcto, si no por qué ella sentía que era lo correcto, "así que sea ungida, bendecida y consagrada reina sobre Athenea que callo a su cabeza gobernar" Ser reina era una bendición que no todos son capaces de recibir, tal vez para muchos en la sala, era solamente suerte que Amy fuera reina, aun así, el destino la había puesto en esa posición de autoridad.

La siguiente persona que tenía que pasar adelante debería de ser su familiar más cercano, más que nada deberían de ser sus hijos, incluso si esposo, pero era más que claro que Amy no portaba ninguno de los dos, solo era María. Alfred ayudo a levantarla, estirando su brazo para que María tomara de el y ella llegar al frente de Amy.

Las dos se miraban fijamente, unos pocos segundos, aunque para los espectadores si que fueron meternos, María se acercó mucho más a ella, para arrodillarse lentamente sin apartar su vista, tomo sus manos y prosiguió a decir. ~ Yo... María  princesa de Athenea, me arrodilló a ti, para convertirme en tu súbdito. Juro ser leal y honesta ante usted para obedecer en cualquier petición que digas, escucharte y no poner resistencia alguna, hasta que mi vida acabe o me separen de ti, juro vivir y morir en defensa contra sus enemigos... ~ Callo por unos segundos dejando en espera a todos. ~ Como ya lo he hecho... Que dios me ayude ~ se levantó al fin para darle un beso en la mejilla.

La monarquía (Sonamy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora