4. Iván

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En cuanto Dimitri estaciona el carro en la entrada del restaurante donde Nancy se encargó de hacer la reservación, de inmediato me siento aliviado al llevar puesto un traje, a simple vista se ve que es un restaurante muy fino y elegante, el valet parking aguarda a que baje, pero Dimitri le hace señas para que se aleje, el sujeto al ver la cara de pocos amigos de Dimitri no duda en hacerlo.

- ¿Que sucede? -. Inquiero cansinamente. Dimitri me mira por el retrovisor, Sergei está sentado a su lado.

-Debes tener cuidado con lo que haces- su mirada fría me fulmina-, sé cuáles son tus intenciones con esa chica...

-Ese asunto no es de tu incumbencia-. Lo corto de inmediato. Guarda silencio por unos segundos antes de continuar.

-Me llegaron rumores desde Rusia- cambia de tema-, al parecer Lev también se encuentra en México, ignoro si él está al tanto de lo que haces o si sólo es una coincidencia.

La sangre se me congela al escuchar ese nombre, viejos recuerdos tratan de invadir mi mente, los alejo de inmediato.

-Estén alerta-. Le digo a los dos y salgo del auto, sin esperar a que respondan.

Al entrar en el restaurante me recibe de inmediato la hostess dándome la bienvenida, sus ojos brillan al verme, me mira descaradamente de arriba a abajo y me dedica una sonrisa seductora.

Le doy mi nombre sin darle importancia a su reacción y de inmediato me lleva a la mesa; la cual aún se encuentra vacía, miro la hora y me relajo llegue unos minutos antes de la hora acordada, Nancy ya me había prevenido de que no llegara puntual pues los mexicanos tiene un sentido retorcido con lo que puntualidad se refiere, pero yo prefiero ser puntual.

Quince minutos más tarde de la hora acordada veo que la hostess viene a mi mesa seguida de dos personas, al ver de quién se trata mi cuerpo se paraliza y mi corazón comienza a latir como loco al ver a Karina, con ese vestido negro entallado que le llega al muslo delineando a la perfección cada curva de su cuerpo, sus hombros deliciosamente descubiertos y su cabello largo peinado en ondas caen en cascada a sus costados, su cara ligeramente maquillada hace que sienta un hormigueo en la entrepierna, imágenes de mi arrancando el vestido de Karina me llegan como balazos, pero al instante desaparecen al ver la mano de Héctor en su cintura pegándola a él tan descaradamente, mis hombros se ponen tensos y aprieto mi mandíbula. Me enojo conmigo mismo, al percatarme de mi reacción, que además es una injustificada, son sólo negocios, es una estupidez que me importe quien la agarre o como este vestida.

-Porr favorr tomen asiento-. Digo mientras me pongo de pies y señalo las dos sillas que se encuentra delante de mí.

Tomo asiento junto con ellos y le doy un buen trago a mi bebida para tratar de deshacer el nudo que tengo en la garganta.

-Disculpen me un momento-. Me levanto sin esperar a que respondan.

Al dirigirme al baño de hombres noto como las manos me sudan, y mi corazón late rápidamente, tengo que lograr calmarme no me gustan estas sensaciones que están llegando a mi tan de repente y no me gusta que la causa de todo esto sea Karina, tengo que mantenerme al margen.

"Sólo son negocios"

Repito una y otra vez, mientras me miro en el espejo del baño. Me lavo las manos doy un par de respiraciones más y salgo decidido a trabajar profesionalmente. Al llegar a la mesa noto como Héctor pasa su brazo por el respaldo de la silla de Karina, ella no se preocupa por quitar su brazo así que eso me hace pensar que Nancy no está tan informada como ella piensa. Arreglo mi corbata y hago notar mi presencia al sentarme de nuevo, la mirada de ambos se posan en mí, levantó una mano para llamar al mesero más cercano para que nos lleve el menú.

El efecto rusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora