17. Iván.

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-Necesito que te concentres-. Me dice Dimitri mirándome por el retrovisor. Lo conozco lo suficiente como para poder notar la tensión en sus palabras. No lo culpo, una vez más lo arrastré conmigo a este mundo de mierda.

Decido no contestarle y concentrarme en el camino.

Es verdad, no estoy concentrado al cien por ciento, una parte de mis pensamientos están con la persona que abandonó mi oficina hace unos días con el corazón roto.

Sus últimas palabras aún dan vueltas en mi cabeza, sí, sé que de alguna forma esperaba algo de mí, aunque ella lo niegue, me es fácil leerla. Es como si de forma inconsciente se abriera ante mí y me dejara ver quien es en verdad, pero el solo pensar en los peligros que puede correr al estar junto a mí me atormentan.

En estos momentos estoy entre dos posibilidades, la primera es hacerle caso a mi corazón y a mis sentimientos que han estado apagados durante mucho tiempo, y que ahora reaccionan, pidiéndome a gritos que me entregue por completo a Karina y mande a la mierda todo esto.

Seguir con mi compañía de baile, hacer como si nada de esto hubiera pasado, y está mi parte racional y fría, que me recuerda, el por qué acepte el puesto de Lev.

Esa parte de mi pasado que aún me carcome y me mantiene despierto por las madrugadas, me exige que siga adelante hasta encontrar la verdad, y soy consciente que para hacer eso, es mejor mantener alejada a Karina de mí, y con el último comentario que le lancé, no dudo que eso ya la haya alejado.

Vamos en dirección a Castle Combe un pequeño poblado a un par de horas de Londres, ahí me encontraré con una de las clientas más destacadas que ha tenido Lev, a quien sólo le interesan las armas. Una ucraniana llamada Bohuslava.

-El camión ya ha llegado al punto de encuentro-. Me dice Dimitri.

-Bien, diles que no se muevan de ahí, y que se preparen.

Dimitri comienza a dar las instrucciones que le di por un transmisor.

El asiento del copiloto esta vez se encuentra vacío, Sergei me ha dicho que por fin logro dar con el bastardo de Juwoon, y ha pedido mi autorización para hacerle una visita, le dejé muy en claro que tenía que darme pruebas de que por fin había terminado con él.

El empeño que puso Sergei por encontrarlo, de alguna forma me tranquiliza, y apacigua las dudas que tenía con respecto a él.

Al llegar a Castle Combe sus casas al estilo medieval, completamente iguales me reciben, es algo que a mí ya no me impresiona, pues cuando me mudé a Londres utilizaba este pequeño poblado como vía de escape.

Es tranquilo, silencioso y poco concurrido, con una escasa población, ante mis ojos ahora luce monótono, a muchos turistas les agrada visitar este pueblo, pues da la sensación de haberse quedado atrapado en el tiempo, más específico, en tiempos medievales.

Sus casas son decoradas con masetas en las ventanas llenas de flores coloridas, es raro ver carros pues al ser un pueblo pequeño la gente prefiere andar a pie o en bicicleta.

En una de mis excursiones por el pueblo, encontré un sendero de tierra, que me adentro en el bosque, me llevó a una vieja granja abandonada, es ahí a donde nos dirigimos, un lugar alejado de cualquier ojo curioso y muy tranquilo, perfecto para este tipo de negocios.

Al llegar a la granja, Dimitri estaciona el auto cerca del granero, antes de bajar de mala gana tomo el antifaz que cambie por esa estúpida máscara, es negro y me cubre la mayor parte de la cara, dejando mi boca al descubierto.

La mayoría de mi equipo ya han visto mi cara, ellos no me preocupan, sin embargo, no me agradaría que Bohuslava viera mi cara, de cierta forma me molesta que Lev tenga razón con eso de la privacidad, pero bueno todo de él me molesta.

El efecto rusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora