18. Karina.

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- ¡Karina! ¿¡Estás lista!?

Héctor llama a la puerta de mi camerino.

- ¡Si, salgo en un momento!

Siento la sangre correr por mis venas, las manos me sudan, y mi respiración está agitada, las rodillas me tiemblan y los brazos los siento pesados, la poca comida que ingerí hoy, amenaza con salir, me miro al espejo tratando de calmar mis emociones.

Por dentro estoy nerviosa, por fuera aparento tranquilidad, esto no me detendrá.

Un latido, dos, tres.

-No fallaré-. Digo en voz alta

Soy perfectamente consciente de la gran oportunidad que se ha presentado en mi vida, es justo lo que quiero, bailar y brillar.

Cuatro latidos, cinco, seis.

El reloj avanza, mi destino está al salir por esa puerta.

Mi respiración y mi corazón se acompasan, todo a mí alrededor desaparece, me quedo sola con mi reflejo. Cierro los ojos por un instante.

Siete latidos, ocho, nueve.

Mi pasado me golpea fuerte, todo el dolor que pasé, todas las pruebas que sufrí, mi esfuerzo me ha llevado lejos. Hoy es el día.

Diez latidos.

Me levanto decidida, la oportunidad llegó, no lo arruinaré.

Solo tengo un disparo, no perderé la oportunidad de explotar y brillar.

...

Trato de concentrarme en la plática que sostienen los gemelos con otros bailarines, pero me es imposible, mis ojos no dejan de ver en la dirección en donde se encuentra Iván y su acompañante, no puedo evitar compararme con ella cada vez que la veo.

Es un poco más alta que yo, de una hermosa piel canela, sus rizos caen como cascada por su espalda, es delgada y a diferencia de mí, está bien dotada de pechos y trasero, su vestido se le ciñe perfectamente.

No puedo evitar notar, la forma en que él la ve es como si fuera su cómplice o quizá algo más.

La mano de Héctor que se posa en mi cintura me saca de mis pensamientos, volteo a verlo y le sonrío educadamente.

-Dijimos que seríamos sólo amigos-. Le recuerdo.

-Sí, claro, no estoy haciendo nada malo, solo abrazo por la cintura a mi amiga-. Dice con un tono fingido de inocencia en su voz, le sonrío una vez más, esta noche no tengo ganas de refutar su comentario y mucho menos de una discusión.

Miro nuevamente en dirección a Iván, siento un pinchazo en mi corazón al ver como ella lo agarra por el cuello y él la acerca tomándola por la cintura.

"torpetorpetorpe"

Me regaño para mis adentros, al sentir esta clase de celos irracionales, y una vez más me reprocho lo estúpida que fui al dejarme llevar tan lejos por mi imaginación, por no tener las riendas de mis sentimientos y dejarlos libres y sin supervisión, por tener la esperanza de algún día estar juntos. Siento como los ojos me pican, parpadeo varias veces para evitar que las lágrimas caigan.

Cojo una copa de champán de la bandeja de un mesero que pasa a mi lado, me la llevo a la boca y le doy un buen trago, de repente noto como Iván y la del culo grande comienzan a caminar, perdiéndose entre los invitados, no necesito ser adivina para saber lo que harán, después de todo estamos en un hotel.

-Buenas noches, señorita.

Un hombre de edad avanzada se para frente a mí, lleva puesto un traje negro, su cabello y su bigote son blancos y alrededor de sus ojos se pueden apreciar las señales de la edad, me mira con una sonrisa, estira su mano y yo la estrecho.

El efecto rusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora