El agua caliente de la ducha me golpea la espalda, el vapor inunda el baño, las manos de Margot me abrazan por detrás.
-Estás distraído cariño-. Me reprocha depositando besos a lo ancho de mi espalda.
- ¿Qué sucede cielo?
Siento como restriega sus pechos contra mi espalda.
-No te pago para platicar-. Le digo con sequedad.
-Lo sé cariño, pero me harías el trabajo un poco más fácil si te concentraras.
Sus manos comienzan a bajar lentamente por mi abdomen hasta llegar a su destino, una de sus manos se cierra alrededor de mí, juega con ella.
Cierro los ojos para tratar de concentrarme en su tacto y olvidarme de todo lo demás, es inútil, cada vez que los cierro, la cara de Karina se apodera de mi mente.
Recordar su suave piel hace que los dedos comiencen a hormiguearme deseosos por volver a tocarla. Margot logra sacarme de mis pensamientos cuando siento que se para frente a mí.
Sus labios recorren mi cuello, su mano derecha comienza a moverse rápidamente apretando con fuerza, comienza a descender por mi pecho dejando besos a su paso, se inca y se lleva mi miembro a la boca, succionando, lamiendo y mordiendo suavemente, la tomo por el cabello para marcarle el ritmo.
Me dejo llevar por las sensaciones que su boca despierta en mí, la tomo de su mano para pararla, la volteo y hago que se incline para poder hundirme en ella, Margot sabe cómo me gusta así que no pone objeción.
La embisto salvajemente, pongo mis manos a ambos lados de sus caderas para hundirme en ella con más fuerza, mis ojos se clavan en su espalda mientras me desahogo, porque eso es lo que en realidad busco, desahogarme cada vez que me plazca, sin tener que soportar el romance previo a coger y sin la necesidad de acurrucarnos después de terminar. Sin besos ni caricias, sólo sexo, fácil y sin complicaciones.
Una vez que terminé me aparto de Margot y cierro la llave de la ducha, ella acostumbrada a mi forma de ser sale de la bañera toma una toalla y se la enreda alrededor de su cuerpo, con otra toalla comienza a secarse su cabello teñido de rojo.
Lo lleva hasta los hombros, en su nariz lleva una perforación al igual que en su ceja derecha, sus labios son gruesos y su piel es dorada, cualquiera que la vea caminar por la calle jamás pensaría que una mujer hermosa como ella se dedicara a esto, siento como sus ojos azules se clavan en mí mientras me enredo una toalla alrededor de la cintura.
-Sí que te pego duro-. Se burla. Decido ignorarla así que salgo del baño, ella sale detrás de mí y comienza a buscar su ropa y se viste.
-Escucha, para la próxima vez, no me llames si vas a estar distraído, me pagas muy bien, pero si estás en otro mundo no puedo garantizar mi trabajo.
Camino hacia mi mesa de noche, del cajón saco dinero para pagarle, se lo extiendo y ella lo cuenta, abre sus ojos como platos al ver la cantidad, me mira incrédula.
-Quiero información-. Mi voz suena más fría de lo normal.
Sus labios comienzan a formar una sonrisa malévola.
-Dime, tal vez tenga algo que te interese.
Camina hacia mi cama y se sienta, suelto un suspiro de frustración, trato de no perder la calma, la tomo del codo y la levanto, ella se ríe.
-Si perdón, se me olvidaba tu regla número uno, jamás debo estar en tu cama.
Camina hacia el sofá que tengo en mi habitación moviendo sus caderas de manera exagerada se sienta y se cruza de piernas.
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El efecto ruso
RandomKarina Báez está lista para volver a los escenarios, bailar ballet y brillar tan alto como una estrella. Su pasado no la detendrá y su presente está apunto de cambiar con la llegada del famoso cazatalentos Iván Volkov. Él a puesto la mirada en ella...