27. Iván

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Mientras Karina está encerrada en el baño arreglándose, me trago el mal sabor de boca con un buen vaso de whisky, el ardor que deja el alcohol a su paso, relaja mi sistema nervioso y pienso en los regalos que le acabo de dar por navidad.

Sé que me excedí, y la única respuesta a todo esto, es, que estoy jodido.

Sólo quiero darle lo mejor, y, carajo, le daría la maldita luna, todo el puto universo lo pondría en la palma de su mano si ella me lo pidiera y no dudaría en hacerlo.

Una sonrisa torcida pinta mis labios al darme cuenta, lo serio que es la situación, ya maté por ella, me deshice de ese imbécil con tanta facilidad y placer, sólo me resta hacerla feliz y mantenerla a salvo de cualquier maldito bastardo que ose siquiera pensar en lastimarla.

Mi mente se sumerge en pensamientos, que me amargan el rato, recuerdo la discusión que sostuve con Dimitri, y es un golpe muy fuerte para mi orgullo darme cuenta de que tiene razón.

Acabar con mis propias manos con esa escoria que secuestró a Karina, fue un detonante, aunque siempre trate de negarlo, la sangre me produce cierta sensación que ni yo mismo soy capaz de describir, no puedo volver a ser el mismo que antes, no ahora.

Los gritos de esos imbéciles aún retumban en mis oídos, no fui completamente consciente de lo que hice hasta que ya estaba hecho, pero fue lo mejor.

El colombiano comenzaba a suponer un serio problema, no sólo para mí, sino que también para un par de asociados míos, quienes estuvieron en completo acuerdo cuando les plantee la posibilidad de deshacernos de él, a nadie le gustaba la idea de que era muy allegado a Juwoon, principalmente a mí.

Estar en México, me ha servido de mucho, en este lugar es más fácil conseguir información como en ningún otro.

Me alegré de saber que Juwoon no logró sobrevivir, ahora hay que esperar a que alguien se declare su sucesor, cosa que me tiene muy intrigado, pues él no era un hombre de familia y mis fuentes aseguran que no tenía a nadie como su más fiel allegado.

Sin duda abra una disputa de las grandes por los que tengan la intención de ocupar su lugar.

El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos, es Dimitri quien llama

-El comandante Sánchez se encargó de agregar pistas falsas- dice en cuanto contesto, su voz me indica que sigue molesto-, lo podrás ver en las noticias.

-Bien

- ¿Algo más que se te ofrezca? -. Dice a regañadientes.

-Sí, necesito que te hagas cargo del negocio por un tiempo.

El silencio al otro lado de la línea, me indica que lo he sorprendido.

-Necesito más explicaciones.

-Carajo, contigo siempre tiene que haber explicaciones- suelto un suspiro exasperado, me trago mi orgullo y agrego-, tienes razón, estoy perdiendo nuevamente el control y no quiero que eso pase, ahora tengo más por perder.

Sabe a qué me refiero, o más bien, a quien.

-Te mantendré informado de todo-. Termina por aceptar.

-Bien.

Cuelgo el teléfono, me llevo el vaso de whisky a la boca para darle el último trago, antes de que la puerta del baño se abra.

El sillón donde me encuentro sentado queda frente a la puerta, así que puedo ver a la perfección el ángel que sale del baño, y al ver el vestido que escogí para ella, carajo, ahora estoy más que seguro que ha valido cada puto dólar que gasté en él.

El efecto rusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora