23 Karina.

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Mi vida en Londres ha tenido un rumbo normal, si es que se le puede llamar así.

Las pesadillas que tengo sobre balas e Iván disparando, llenándome de sangre han desaparecido, supongo que sólo fue en lo que mi mente bloqueaba lo que pasó en el balcón, esa noche ahora la siento irreal, aunque hay veces en las que me cuestiono sí Iván ha sido completamente sincero conmigo.

Entre semana me dedico a ensayar el clásico "Cascanueces" y los fines de semana lo presentamos, ya que estamos a una semana de navidad, y es una obra que no puede faltar en estas fechas.

A Bernard le gustó tanto como actué de Julieta en la obra pasada que no dudó en darme el papel de Clara, pude notar cierto resentimiento entre las demás bailarinas, pero no le tomé importancia, desde que llegué no me esforcé por entablar una amistad con ellas, y ellas respondieron del mismo modo, así que unas felicitaciones sinceras de su parte, no esperaba.

En la compañía se nos ha notificado que tendremos una semana de descanso y para mi felicidad me queda perfecto para ir a pasar navidad con mi familia.

Ya tengo el ticket de avión y el único que sabe que iré es mi hermano, planeamos darles la sorpresa a mis papás, les mentí diciendo que no podré ir, y creo que si me creyeron.

Cada que hablo con Alan por video llamada, noto en él algo diferente, es un brillo en su mirada, él dice que ya supero a su exnovia, y que ahora sólo se está concentrado en estudiar su maestría y en su trabajo, pero yo sé que hay algo más.

Con mis papás casi no he tenido la oportunidad de hablar, han estado muy ocupados últimamente debido a su trabajo, y he notado a papá más cansado de lo habitual, le pregunte a Alan sobre el tema, pero no me dio gran detalle, sólo dice que se la han pasado trabajando, hay un caso en particular que los tiene muy ocupados, pero a decir verdad no puedo evitar pensar, en que algo no marcha bien, y que me ocultan algo, cuando esté allá averiguaré que sucede.

Mi amistad con Héctor fluye de maravilla, los momentos incómodos han quedado en el olvido, me ha demostrado que puede ser un buen amigo, y se ha ganado un lugar muy especial en mi corazón, desde que me enteré de que él es fan de One Piece al igual que yo, no hemos parado de hablar sobre eso, y me he dado cuenta de que él está, ligeramente más obsesionado que yo, lo cual me resulta divertido.

Los gemelos han estado más ocupados que nosotros ya que ellos tienen más funciones, así que se la pasan ensayando.

El acuerdo que sostuve con Dimitri funciona de maravilla y a él no le molesta ser mi chofer, me lleva a los lugares que tengo que ir, que en realidad no son muchos, y después desaparece.

Subirme a diario a un auto me causa muchos conflictos internos, pero no quiero que Dimitri se percate de ello, aún no he podido lograr que deje de llamarme "princesa" con ese tono despectivo.

No quiero ni imaginar que diría si se llega a enterar de que le tengo miedo a los autos, así que a diario me preparo mentalmente, y cuando él llega por mí, trato de subir como si nada al auto, aunque me aferro con las uñas al asiento ya que él conduce como un desquiciado, y esa es una discusión constante que tenemos, él dice que exagero, pero yo sé que no es así, es un maldito loco al volante.

Mi relación con Iván fluye de maravilla, es un Iván diferente al que Pamela me describió, y a juzgar por su apariencia, nadie imaginaría lo atento y detallista que es, cuando estamos juntos, me deja ver un Iván que estoy segura de que nadie conoce.

Me escucha con atención, cada que me mira lo hace como si estuviera observando una maravilla, algo valioso, me respeta y comprende mis límites que he puesto en nuestra relación y lo que más me gusta es que no me interroga del por qué, tal vez algún día, esté lista para contarle mi mala experiencia.

El efecto rusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora