06 de enero
El Reino del Norte era conocido, por su belleza arquitectónica, había ciertos reglamentos para cuidar las casas y edificios históricos, donde el palacio juntos con sus habitantes se comprometen restaurar las fachadas de las casas.
También existían normas para los edificios nuevos, donde se les exigía para poder construir, que se mantuviera lo más parecido a los antiguos edificios construidos y nunca debían olvidar que ninguna casa o edificó por construir debía ser más alto que el castillo del rey.
Es así como el Reino contaba con el paisaje de un gran reino de cuentos de hadas, pero manteniendo la tecnología o cualquier avance científico al día.
Era en unos de estos antiguos restaurantes escondidos entres estos edificios donde se encuentra París y Katashi.
Eligieron sentarse en la mesa que estaba a unos pasos de una gran ventana, Paris, miraba con atención a Katashi, específicamente su cara, hermosos y rasgados ojos almendrados, esa perfecta nariz, rasgos marcados, con su perfilado mentón, y su cabello negro peinado asía atrás.
—Paris, tu sopa —la profunda voz de Katashi lo hizo mirar al camarero que les servía a ambos, lo que habían ordenado.
—¿Qué piensas, de todo lo que ha pasado asta ahora? — quiso saber Paris.
—Cuando recibí el mensaje que me querías ver... Oh, como explicarlo, creo que demasiado feliz, sería poco, cuando te vi, eres más hermoso de lo que pensé y luego cuando me pediste amablemente que te soltara, sentí miedo, demasiado miedo, pensé que tenías a alguien más, una familia esposo y algunos cachorros un hogar donde yo no pertenecía... gracias al universo eso no es así... ¿O tienes a alguien esperando por ti? —quiso saber Katashi.
—No, no tengo a nadie esperando por mí, ni esposo, ni cachorros que criar —Paris trataba con todas sus fuerzas de no reír mientras respondía —completamente solo.
— ¿y qué te gusta hacer o como pasa tu tiempo? —quiso saber Katashi
—Desde pequeño no sé desde cuando, pero práctico el boxeo y me gusta salir a cazar — le respondió el omega.
— Entonces, aparte de ser muy hermoso, eres interesante y si no me equivoco inteligente — Dijo el alfa llevando la copa de vino a sus labios.
Paris quería hundirse debajo de la mesa, demasiado nervioso, quería terminar de comer para poder irse y esconderse en algún lugar remoto y muy lejano.
—¿por qué decidiste venir a comer, conmigo? — pregunto Katashi.
—Comida gratis... ¿Cómo podría decir que no? —ambos rieron del comentario tan sincero del omega.
Katashi estaba jugando todas sus cartas para acercarse a Paris, pero tendría que ir con calma, cualquier paso en falso podía alejar al omega, Paris le gusta mucho, demasiado, pero entendía de cierta forma todo lo que le estaba pasando y no lo quería asustar, lo quería para él, entendió que tendría que ir despacio más despacio de lo que él quería.
Así que tomo una decisión arriesgada, en un momento de descuido tomo la mano de Paris, y con delicadeza con su pulgar acaricia los blancos nudillos de la mano del omega.
—Me gustaría tener tu número, ¿si no te molesta?, para llamarte por teléfono, y saber así que te encuentras bien — Como le gustaba mirar los ojos asustados de Paris.
Paris le entrego el teléfono, y vio como el alfa sin soltar su mano guardaba su número para llamarse y obtener el número tan deseado. Había sido su mejor jugada, y se sentía feliz por eso, sonreía mientras le entregaba el teléfono a París.
—Es una pena, pero debo ir a trabajar, ¿no te molesta si te dejo solo? —pregunto Katashi.
—No, no quiero que mires, pero al otro lado de la calle hay un restaurante, y están mis amigos, y cuando te marches, van a entrar a interrogarme —comento Paris, mientras Katashi se para de la mesa para ir a pagar la cuenta.
No tardo mucho en regresar, se acercó para estar lo más cerca del oído de Paris para susurrarle con su profunda y ronca voz.
—Yo esperaré tu llamada, tú sabes que la estaré esperando —el alfa bajo despacio su nariz, para llegar asta esa blanca mejilla y depositar un suave beso de despedida —también espero que tú, esperes y respondas mis llamadas.
Y es así como se marchó mirando a Paris, lo que más pudo.
Y como había dicho el omega. Cuando desaprecio de la vista de Paris entraron sus amigos a interrogarlo.