28 de enero
Temprano, en la mañana de su segundo día de descanso, se vuelve Katashi, en su cama, la imagen de Paris, entrando como torbellino a su memoria, no lo deja descansar, intentaba no recordar ese par de ojos tan triste, su cara desolada y su suave voz, lo inquietaban más de lo que él quería reconocer. Impaciente, miro la hora, para darse cuenta, ha dormido poco, se retira de su cama, debe hacer algo que lo mantenga ocupado para olvidar aquellos ojos azules.
El pequeño centro comercial es el lugar que podría mantener su mente tranquila, rodeado de pocas personas, eso es lo que desea Katashi, pero sus planes de olvidar son tirados por la borda, en el instante, que lo ve desde lejos caminado al lado de ese alfa. Eso le producía cierta inquietud, cierto enojo empezó a crecer.El día que averiguó el número del carro de Mark, supo quien era, sabía que tenía un omega, pero eso no era lo que lo molesta, lo que tanto lo irrita es ver a Paris, sonriendo, tranquilo, seguro, con su cabeza en alto muy distinto al recuerdo del joven que dejo esa noche.
Necesita una sola oportunidad, para tomar a Paris, y largarse del centro comercial, lo seguí por cada sitio donde se adentran, cuidando su distancia, hasta que Mark, lo deja esperando afuera en una de un establecimiento, es su oportunidad y la va a tomar.Se apresura, arrastrando del brazo, ve como Parsis, se resiste tratando, de zafarse, pero lo sigue hasta encontrar las escaleras de escape. Abriendo la puerta lo jala hacia dentro.
—¿Qué te propones hacer?— Pregunta casi gruñéndole a Paris.
—¿Qué hago? Suelta mi brazo— Responde enfadado Paris.
Tratando de retirarse de lugar, Katashi se pone entre la puerta y Paris, para no dejarlo salir. Retrocede para caminar escalera abajo, pero lo sigue.
—¿No sabes que él tiene a su omega? ¿Nunca se va a interesar en alguien como tú?— Dice dejando salir toda su ira.
—No insinúes cosas que no son— Trata de escapar, pero cada vez que intenta algo Katashi, lo intercepta con su cuerpo.
—Sé lo que vi, como le sonríes, te le insinúas, le coqueteas... le contaste la historia falsa que me dijiste, pensaste que te iba a creer la falsedad de la que me hablaste— Katashi, lo toma desde la muñeca para atraerlo un poco más a su cara— En verdad pensaste que te podía creer.
—Puedes suponer lo que quiera, solo déjame ir ... No puedo respirar— Dice Paris, tratándose de soltarse, percibe como los temblores en sus manos son más fuerte, llegando hasta sus hombros, como el aire no llenan sus pulmones.
—Es así como reaccionan los humanos, cuando lo atrapan en sus mentiras... solo finges ese estrés, para que tengan pena de ti, tantos te quieres refregar en la entrepierna de un alfa, que estas, dispuesto, ha hacer cualquier cosa para conseguirlo.
Paris, busca descontrolado sus medicamentos en sus bolsillos, le falta el aire, sus temblores persisten, puede escuchar Mark, lo llama, pero nada sale de sus labios.
—Mis medicamentos— Pide dejando salir esas palabras con un suave murmullo. Sus labios han perdido su suave color rojo y sus ojos expresan lo angustiado que se encuentra.
Mark, después buscarlo, lo encuentra estresado, es las escaleras de salida junto a Katashi.
—Si tú hiciste esto, te voy a matar... Paris ¿dónde está tus remedios?— Mark, revisa la ropa de Paris, para encontrarlos, lo que no tuvo resultado, decidió pasar su mano por la espalda y tomar la cintura de su amigo para sacarlo de alguna forma de ese lugar.