Capitulo 19 Volver

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30 de enero


El viaje, de unas 4 horas hasta llegar a la casa de sus padres, duro 2 días, se quedó en hoteles, para descansar y no llegar en malas condiciones frentes a sus padres. Cuando se sintió listo, más calmado y sus síntomas bajaron, tuvo valor para internarse en ese camino que lo lleva a su familia, las casas desaparecía, se deja mostrar la naturaleza en su esplendor, grandes montañas y hermosos lagos rodeado de interminables bosques, tranquilizaban la vista de Paris. 

Reconoce ese camino solitario con viejos árboles, detuvo el carro, respiro profundo, tomo su teléfono para teclear un mensaje a Amin.

Mensaje de Paris: Ya estoy en mi hogar, ¿cómo están ustedes y mi ahijado?

Mordía nervioso sus uñas, necesitaba tanto una buena noticia. Hasta que sus ojos brillaron.

Mensaje de Amin: Aquí estamos todos bien, hoy fui a la clínica, todo está mejor que bien, tendrás un ahijado fuerte y hermoso.

Mensaje de Paris: mantendré mi teléfono apagado por unas semanas, cuando esté listo volveré.

Mensaje de Amin: Regresa antes de la primera nevadas, te extraño.

Apago el teléfono, para tirarlo en los asientos de la parte de atrás del carro, ellos estaban bien, ahora era su turno de empezar a sanar. Se puso en marcha.

La casa de los padres de Paris, se encuentra en la mitad de una loma, ve como desde lejos unos de sus hermanos cabalga hacia su dirección, el humo sale del tubo de la chimenea, su madre parada en el marco de la puerta mueble sus brazos, desde lejos lo saluda. ¿Hace cuanto tiempo no se sentía feliz?

Al entrar a casa, después de contestar cada pregunta de su familia, pudo sentir el agradable aroma a mermeladas de ciruelas. El sonido de las chipas que reventaban ocasionalmente proveniente del fogón. Se retiró a su antiguo dormitorio para guardar sus cosas, mientras que sus hermanos le pisaban los talones.

—¿Te esperábamos cerca de primavera?— Dijo Banon, el mayor de los gemelos, que lo único que se diferencia de su hermano menor, eran sus pequeñas pecas sobre su nariz.

—Tuve tiempo libre ¿Y quién, aparte de ustedes, acabaría con todo esto?— Dice abriendo la maleta que está sobre la cama, dejando ver una cantidad significativa de chocolates y galletas que trajo de regalo.

—Esta maleta es suficiente para mí, pero que le darás a Banon, es de mala suerte compartir los regalos— Dice Kendra, cruzando sus brazos, mirando interrogativamente a Paris.

Confundido miro a ambos chicos que tenían la misma postura mirándolo atentos para saber la repuesta.

—Bueno, entonces, no tendrán nada— Respondió cerrando de golpe la maleta, dejando sin nada a ambos, lo que hizo que Kendra y Banon, saltarán sobre él, rápidos como gatos para quitarle el regalo.

—No, Paris lo compartiremos- Dice Kendra, sosteniendo los brazos de su hermano mayor, mientras que Banon tira del preciado presente, arrebatando y huyendo los gemelos de la escena del crimen.
Puede escuchar la risa y los pasos de su padre por el pasillo entrando a su dormitorio, alto, su tez blanca, sus profundos y hundidos ojos color miel, su cabello, siempre trenzado desde la frente hasta la nuca, se aproxima a Paris, para tomarlo desde la nuca y juntar sus frentes en silencio,
—¡Bienvenido Paris!— Dice, soltando a su hijo— ¿Tus pequeños hermanos, te robaron?.

—No, exigían más chocolates, no les digas pequeños, tiene 18 el par de rateros, ¿Cuánto les puede durar una valija llena de golosinas?— Pregunto Paris. Ordenando su cama. 

¿Soy ...un omega?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora