8 de septiembre.
Siempre era Paris, el que se quedaba dormido encima de Katashi, pero al amanecer era Katashi, el que reposaba la cabeza en el cuerpo del híbrido, pero cuando amaneció Katashi, no estaba como acostumbra, trato de buscarlo con su olfato, pero ni aun así lo encontró, dejo su cómoda cama, todo despeinado con su pijama y la camiseta de entrenamiento del alfa, se enfadó mirando la cocina sin nada para desayunar, su mirada se fijó en la mesa del comedor en un recipiente se encontraban un ramo de rosas.
—¡¡¡Feliz cumpleaños... Te amo... Katashi!!!... Pues yo no te amo... Yo tengo habré... Tenemos hambres— Dijo frotándose el vientre.
Su estómago le exigía un desayuno, lo que más le gustaba de vivir con su pareja, era encontrar comida preparada por el alfa, pero esta vez no había nada, miro con resentimiento la encimera donde preparaba su café, le volvió a gruñir su estómago.—Papá no está aquí... Tendrá que comer lo yo prepare— Dijo tomando un poco de frutas, las que empezó a lavar.
Era la segunda porción de yogurt con manzanas y avena que se servía, cuando Katashi, entro con otro ramo de flores, vistiendo, zapatos y pantalones negros con una camisa blanca sin corbata, con los dos primeros botones desabrochados y su cabello peinado ordenadamente hacia atrás.
—¡¡¡Feliz Cumpleaños!!!— Le Grito entusiasmado, avanzando donde se encontraba Paris, hundido en su plato comiendo— ¿Por qué aún no estás vestido?... Vamos por tu regalo.
—¿Mi regalo se come?— Pregunto con emoción, poniéndose de pie, tomando el ramo que Katashi sostenía.
—No se come... Vamos por tu regalo... Te dejé una nota acaso¿No la viste?— Lo tomo de la mano, pero Paris se soltó saltando en la espalda del alfa, para que lo cargara.
—¡Gracias!, por acordarte— Besaba el cuello de Katashi mientras lo oía reír—! Quiero mi regalo!
—Báñate, te buscaré algo para vestir— Hablo, caminado hacia el baño.
Sencillo y elegante, con sus pantalones, zapatos y camisa negra ajustada, caminaba orgulloso con sus hombros recto, mirado al frente, con la mano del alfa en su cintura, avanzaban por el estacionamiento del edificio.
—Tu regalo— Dijo entregándole unas llaves.
Paris, caminaba lento a su lugar donde estaciona siempre su carro, el alfa. Si Katashi, le había comprado un carro, pero no cualquier carro, un jeep wrangler unlimited negro, como amaba y deseaba tener uno y ahí estaba solo para él.
—¿Qué esperas... Sube?— Lo animo empujándolo suave desde su espalda.
—Sé mi copiloto— Le pedió mientras introducía las llaves.
—Yo siempre y solo yo seré tu copiloto... Pequeño— Dijo tomando el asiento al lado del híbrido.— Paris, escucha y pon atención, tu carro está sincronizado con mi teléfono, si alguien intenta acercase a menos de dos metros empezará a grabar, sus ventanillas están reforzadas, me mostrará en mi dispositivo donde estás o por donde conduces, ¿Entiendes?— Pregunto tomando de las mejillas para que lo mirara.
—Si entiendo Capitán Katashi Kimura— Lo beso rápido.
—Espera... Yo sé que no te gustan las joyas, si quisieras tener una las arias tú mismo a tu gusto, pero creo que nunca te lo pregunte y solo lo dimos por hecho... Pero creo que sí, somos novios, deberías ocupar esto.