14 de enero
La luz del día entraba tímida por las cortinas del dormitorio de Paris, pero la suficiente luz para despertarlo, sintiendo su cuerpo aplastado, abrió sus soñolientos ojos para ver sobre él, ese cuerpo, qué savia muy bien a quien le pertenece, respirando profundamente, con su cabeza en su pecho. Movió su mano para acariciar el cabello suave, asta la nuca.
—¿Despertaste?— la voz roca de Katashi, se pudo oír.
—Creo que aquí, hay un error, soy yo el que debería haber despertado sobre ti, siendo acariciando, mi cuerpo adolorido, — reclamo Paris, dando un pequeño golpe, con las puntas de sus dedos en el cuello del alfa, quien se acomoda entre su clavícula y su cuello acostándose al lado del omega guiando su mano hacia la tonificada cintura para abrazarlo.
—¿Si te duele algo, puedo ir a traerte algo para el dolor?— Se ofreció feliz el alfa.
—¡Si me duele algo!, maldita sea, no hay lugar en ni cuerpo que no me duela... Supongo que hay lugares de mi cuerpo, que no savia que existía, rápido vístete y tráeme para la parte de la cintura hacia abajo, anestesia local, y para la parte superior morfina— Se rio el omega, pero cambio su tono de voz más seria y suave— me marcaste, me marcaste como tu omega. No es así.
Katashi, se apoyó en su brazo para poder mirar a su omega, retirando el cabello rojizo de los azules ojos de Paris.
—Yo te marqué, ya eres mío... ¿Estás molesto?
—No sé cómo sentirme, no sé si estar feliz, disgustado ... Pero estoy muy confundido, todo esto, me está pasando tan rápido, que no tengo el tiempo para procesar mis emociones... pero aun así no me arrepiento de nada— le dio una gran sonrisa, Katashi se acerca al cuello para lamer su hermosa marca de sus dientes —¿por qué me lames?
—Está comprobado por la prestigiosa universidad del reino, que lamer donde te marque te alivia el dolor— respondió sin parar de lamer.
—Oh... Entonces deberías lamer mi— pero dejo la frase inconclusa, llevando sus dos manos hacia su boca, arrepentido de lo que casi alcanza a decir, pero era muy tarde el alfa, se escabullía por debajo de las sabanas, para llegar a su entre pierna— sal de ahí no quiero, no quiero— ambos sabía que no se iban a detener.
17 de enero
—¡Katashi, Katashi!— Lo llama mientras se aproxima, viéndolo tomar café por la mañana, apurado para irse a trabajar, se asoma Paris, en la cocina, con su pijama puesto, con su cabellera revuelta — ¡mira!— se descubre el brazo mostrando su tribal — ¿por qué un fénix? — quiso saber.
—Primero, buen día — Lo acerca para besarlo, bajado sus manos para apretar su trasero — segundo es un fénix, pero se llama Suzaku, es uno de los cuartos dioses guardianes y por último se te ve hermoso, me voy tengo muchos que hacer hoy, en siete días más, podremos estar juntos o salir lo que tú quieras, por 3 días.
—Te llamo y confirmo, te quiero preguntar algo antes de te retires a trabajar, yo sé que los alfas y los omegas, envejecen más lento y tú solo te ves un poco mayor que yo, sé que suena un poco estúpido lo que te voy a preguntar, por qué yo tendría que saber esto, ¿pero cuántos años tienes?
—Tengo 47 años— Mientras le guiña un ojo.
—Esto es cruel, ¿cómo te puedes ver casi de mi edad?, mis lindos 22 añitos.
—Vivimos alrededor de 150 a 160 años, es obvio que envejecemos lento, no tanto como un vampiro, pero lento— Lo abrasa para despedirse y darle una nalgada— cuida mi trasero— dijo Katashi, mientras se retirara tomando su bolso y su abrigo.