Capitulo 38 ayuda

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17 de abril.


Miraba como el administrador del edificio, colocaba su nueva cerradura digital, estaba cansado de levantarse, para abrirle la puerta a Katashi, siempre que regresaba, quería que él pudiera salir y entrar libremente ahora que ya vivían juntos.

Debes en cuando levantaba la vista mirando la puerta, luego miraba la hora y seguía trabajando en la máscara, estaba ansioso, deseaba con todo su ser que llegara el alfa.

—Paris, llegue abre la puerta— Pidió Katashi, mirando confundido la nueva cerradura.

—Sé que llegaste, puedo sentir tu aroma desde lejos, abre tú, solo son cuatro dígitos— Le gritaba atreves de la puerta.

—Dame una pista— Pidió cansado después del día de trabajo.

—Es el día y mes de mi cumpleaños, cariño— Le hablo con ironía.

Cuando Paris, lo llamaba cariño, podían ser por dos motivos, por uno bueno o por uno muy malo y ahora él quería acabar con la paciencia de Katashi.

—Paris— Lo llamo, con amor, pero su artimaña no iba a funcionar.

—¿No te sabes la fecha de mi cumpleaños? ¿Que clase de alfa eres?— Le reclamaba.

—El alfa que te ama, abre ya Paris— Insistía ocupando su voz dulce.

—Mientes, no me amas— Le reclamaba, como un niño consentido— Duerme a fuera.

—Paris, Se que no tienes colores favoritos, pero odias el color naranjo y el amarillo, te gusta tomar café, pero amas la cerveza, todo el mundo sabe que odias la nieve, pero odias más la primavera por tu alergia, amas la comida casera y la carne de ciervo es tu favorita, duermes al lado izquierdo de la cama, es tu lado porque te molesta la luz, que entra por la ventana— Inserto los cuatro dígitos y la puerta se abrió— En serio pensaste que no sabía tu fecha de cumpleaños, mi pequeño Paris, ahora paga tu error, serás castigado.

—No, por favor alfa— Retrocedía aprisa bajo la mirada depravada de Katashi.

Trato de huir, pero el alfa fue más rápido.




Boca abajo, en la cama, su cuerpo se estremece cada vez que Katashi, lo penetra, siente en su nuca la respiración agitada, caliente y errática.

—No puedo más, quiero acabar— Gime— Katashi.

—Espera, pequeño— Aumenta sus embestidas— Ahora, acaba ahora.

La habitación se llena de gruñidos, gemidos, de los jadeos eróticos, de los cuerpos exhaustos por llegar al clímax.

—Katashi— Gime, cuando su cuerpo tiembla sintiendo los afilados colmillos entrando en su cuello, ese dolor que le quema, arde, indica y rectifica que es solamente de Katashi.

Cae rendido tratando de normalizar su respiración, acostándose al lado de Paris, para atraerlo a su cuerpo y lamer su cuello.

—Depravado casi me matas— Le reclama cansado.

—Eras tú el que pedía más, lo recuerdo— Recorre el cabello de Paris, el aroma a chocolate, lo marea de forma agradable.

—No debes hacer caso a todo lo que pido, alfa insaciable— Lo regaña.

¿Soy ...un omega?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora