Katashi, seca el cabello de Paris, quien sentado a la orilla de la cama, se come el último chocolate de la primera caja, de ese viaje. Le gusta morderlo para que el líquido se disperse en su boca adormeciendo sus labios con el sabor a coñac.
—Quiero más— Pide mostrando la caja vacía.
—Por hoy fue suficiente... Está listo tu cabello— Dice Katashi, tomando la caja para dejarla en su escritorio.
—Tú, alfa cruel... Dijiste que yo sería muy mimado— Le reclama.—Evito que te dé un coma diabético— Le pega con su dedo en la nariz.
—¿Tienes más?— pregunta cruzando sus brazos en el cuello del alfa.
—Si tengo más, pero te los daré mañana— Dice intentando robar un beso.
—Sin chocolate no hay besos... Evito que te dé un infarto— Ofendido se mete en la cama.
Esponjosa, suave y calidad era la cama de Katashi, tan confortable, Paris, se tapó, con la gruesa manta para dormir después del agotador día.
—¿Qué haces?— Pregunto cuando vio que Katashi apaga la luz y se metía en la cama junto a él.
—Acostarme en mi cama— Dice arrimándose junto a Paris. Atrayéndolo hacia él.
—No, estamos en la casa de tus padres— Trata de defenderse.
—Mi verdadera cama es más pequeña, mis padres la cambiaron por esta, para que durmiéramos los dos— Dice— Paris, no quieres que muera de un infarto, pero sí de hipotermia.
—No, no quiero que mueras... Intuyo lo que pretendes— Deposita sus manos en el pecho del alfa para mantener la distancia.
—Solo dime, yo te marqué... Yo te hice gemir mi nombre— Le dice con su voz profunda pegada a su iodo.
—Si lo hiciste— Susurra Paris. En tanto, el alfa pegaba más su cuerpo en él.
—Pediste más mientras te follaba— baja su boca por el blanco cuello apretando con sus dientes esa piel suave— Dilo, pediste más— Insistió con su respiración agitada.
—Maldición, maldición si lo hice— Dice, cuando siente la mano del Katashi, arrastrándose por la ropa que cubre su espalda.
—Paris te necesitó— Le gruñe desde la garganta.
—Yo también te necesitó... pero por favor, hoy no... hoy no puedo— Dice tratando de alejarse. Pero las caderas de Katashi, empiezas a frotarse contra su entrepierna.
—No me engañes, percibo tu cuerpo como tiembla— deja su boca apoyada en los labios de Paris, dejando salir su aliento tibio jadeante bajando su mano,para apretar su trasero.
—Hoy no— Se incorpora en la cama tomando una almohada poniéndola en su cara.
—Está bien, me doy cuenta de que te molesto— Dice Katashi, prendiendo la luz, sentándose al borde de la cama, apoyando sus pies en el piso helado. Trata de levantarse, pero Paris, se lo impide.
—Soy un humano, no un omega— Dice apoyando su cabeza en la espalda de Katashi.
—Paris eso ya lo hemos hablado, basta, si no quieres estar conmigo, no tienes que esperar a que cumpla el mes, solo dilo— Dijo con pesadumbres, recibiendo un fuerte golpe de Paris en su cabeza Haciendo que voltee para mirar lo enojado que esta.
—Alfa idiota, si no soy omega, no tengo lubricante natural, si no tengo lubricante natural, tampoco me podré dilatar, como prendes que eso entre sin lastimarme— Dijo Paris, indicando la entrepierna de Katashi, para luego esconderse debajo de las mantas de la cama— Nunca en mi vida me sentí tan avergonzado. Alfa estúpido.