23 de enero.
En el reino los meses de calor son cortos, pero este año las lluvias que tanto ama Paris, han tardado en llegar.
Cuando sintió las primeras gotas de lluvia chocando con el edificio se emocionó, saliendo de la cama, llevando puesto una larga camisa del alfa, corrió las cortinas y abrió los ventanales de su dormitorio, el viento tibio se colaba en su cabellera.
—Deberías cerrar... Puedes enfermar... No me gustarían que alguien te viera así... Demasiado sexy... Para los ojos curiosos— Dijo Katashi, cerrando las ventanas y corriendo las cortinas.
—Es la primera lluvia, no me la quites, ¿Sabes cuanto la espere?— Le reclamo Paris, frustrado, caminado hacia su armario para buscar la parte de abajo de un pijama.
—Digo que puedes enfermar— Mira atento como Paris, sentado en la orilla de la cama, se pone el pantalón del pijama.
—Iré a la sala... Me gusta ver la lluvia desde ahí.
—Te veías muy sexy solo con la camisa y eso debe ser solo para mí— Y lo siguió por el largo pasillo intentando atraparlo.
Las luces de los relámpagos alumbraron la sala antes que llegaran.
—Qué hermoso— Dijo Paris, girando unos de los sillones para sentarse y observar.
—¿Deseas comer algo?— Le pregunto Katashi.
—Vuelve a preguntar— Hablo Paris, con una voz sorprendida.
—¿Por qué?— quiso saber Katashi, observando como el híbrido caminaba hacia él.
—Solo hazlo— Se detuvo frente al alfa.
—¿Deseas comer algo?— Volvió a preguntar.
—De nuevo— Insistió.
—¿Deseas comer algo?— Pregunto confuso a esta situación tan extraña.
Tomo las grandes manos del alfa llevándolas a su redondo vientre.
—¿Deseas comer algo?— Ahora Paris, era quien preguntaba con una gran sonrisa emocionada.
Dejo de respirar como si el mundo dejara de moverse, su corazón tembló lleno de emoción, era el movimiento delicado para convertirse en un diminuto torbellino. Ahí estaban sus cachorros en el vientre de Paris.
—¡Se mueven!— Susurro Paris, intentado no ahogarse, respirando con dificultad.
—¡Se mueven!— Repitió emocionado, atrapándolo para atraerlo hacia él.
—Katashi... Dime que todo estará bien... Y solo creeré en ti— Hablo, dejando que el alfa lo acariciara, estaba feliz, pero no dejaba de sentir miedo.
—Pequeño, todo estará bien... Ahora te prepararé algo, presiento, que hay unos gemelos que desean comer algo... Y pondremos cortinas en la sala para que nadie pueda verte cuando camines solo con mi camisa puesta... Eres solo mío... Pondré cortinas en todas las ventanas de nuestro hogar.
28 de enero.
—Paris detente... Llegaré tarde otra vez— Pidió Katashi, cuando Paris, lo acorralo contra la pared, mientras el alfa, intenta tomar las ágiles manos del híbrido, que desabrocha su camisa, esta es la tercera de esta semana ni siquiera intenta robarlas, se las quitas descaradamente, luego huye y las esconde.