A la mañana siguiente, Emma me despertó con un beso y pude notar en su mirada que había un destello de complicidad y deseo. Sus labios se encontraron con los míos en un suave y dulce beso, despertando mis sentidos y llenando la habitación de una energía cargada de anticipación.
—Vaya noche —dijo Emma con una sonrisa—
— Sí, fue una noche increíble—respondí con voz suave y llena de gratitud—
Nuestros cuerpos se acomodaron en la cama, disfrutando de la cercanía y la calidez que nos envolvía. Las sábanas acariciaban nuestra piel desnuda mientras nos sumergíamos en la intimidad del momento. Emma se acurrucó a mi lado, sus dedos jugueteaban suavemente con los mechones de mi cabello. Sus ojos verdes se encontraron con los míos, y en ese instante, supe que había un vínculo especial entre nosotros, algo más que una simple aventura pasajera.
— Tengo un poco de miedo —dijo Emma sin dejar de mirarme—
— ¿Miedo? ¿Por qué?
se tomó unos segundos para pensar la respuesta, y luego con una sonrisa algo adormilada dijo:
— A veces las personas cambian con el tiempo. No me gustaría que se pierda todo esto que estamos viviendo. O darme cuenta de que quizá, no es tan mágico como yo creo. No sé. A lo mejor estoy diciendo tonterías.
Observé los ojos verdes de Emma, llenos de una honestidad y vulnerabilidad que me llegaron al corazón. Comprendí sus temores y la importancia que tenía para ella lo que estábamos construyendo juntos. Con ternura, acaricié su mejilla y le dije:
— Entiendo tus miedos, Emma. Es natural preocuparse por lo que el futuro pueda traer. Pero lo que compartimos va más allá de lo superficial. Nuestra conexión es real y genuina, y si seguimos cultivándola con respeto, confianza y comunicación, podemos superar cualquier obstáculo.
La abracé más fuerte, buscando transmitirle mi seguridad y compromiso.
— Estoy dispuesto a trabajar en nuestra relación, a seguir conociéndonos y apoyándonos mutuamente. Las personas cambian, es cierto, pero si estamos dispuestos a crecer juntos y adaptarnos a los cambios que la vida nos presente, podemos construir algo hermoso y duradero.
Emma sonrió, sus preocupaciones parecían disiparse lentamente.
— Tienes razón, no podemos predecir el futuro, pero podemos vivir el presente con autenticidad y entrega. Sigamos explorando lo que tenemos, disfrutando de cada momento y enfrentando cualquier desafío juntos.
Tratando de reponerse, Emma me miró y dijo:
— Ven a la ducha conmigo—luego agregó— ¿Qué tal si preparamos el desayuno? Algo rápido. En un par de horas tengo que salir corriendo. Tengo reunión con mi equipo de debate.— Y yo tengo un encuentro también —dije— Grupo de estudio.— Entonces será mejor que nos movamos. No sé tú, pero la ducha me da ganas de un "rapidito".
Se puso de pie y la vista que me ofreció no hizo más que despertar mi deseo y aumentar mi excitación. Su figura desnuda, con gotas de agua resbalando por su piel, era una invitación tentadora que no podía resistir. Rápidamente me levanté de la cama, sintiendo la urgencia del momento y el pulso acelerado de la anticipación. Caminé hacia la ducha, siguiendo el llamado de Emma, sabiendo que el tiempo era limitado pero el deseo era inmenso.
Al entrar en el baño, me encontré con Emma, su cabello pelirrojo goteando agua y su sonrisa juguetona dejaron bien en claro sus intenciones. Sin decir una palabra, nos acercamos, nuestros cuerpos húmedos se rozaron con una electricidad palpable.
Entre risas y caricias juguetonas, nos ayudamos mutuamente a enjabonar nuestros cuerpos, deleitándonos en el contacto íntimo que nos unía. El olor fresco del jabón y el sonido del agua que caía creaban un ambiente sensual y lleno de energía. Mis manos se deslizaron por su espalda mojada, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis dedos. Nuestros labios se encontraron en un beso apasionado, mientras nuestras lenguas danzaban en una exploración ardiente.
El deseo nos consumía, la urgencia del tiempo nos empujaba a disfrutar cada momento de intimidad que teníamos. Mis manos acariciaron su cuerpo con avidez, sintiendo cada curva y cada rincón que me volvía loco. Emma respondía con movimientos sensuales, sus manos explorando mi cuerpo, alimentando el fuego que ardía entre nosotros.
El clímax llegó con una fuerza arrolladora, nuestras voces entrelazadas se convirtieron en un único grito de satisfacción. Nos aferramos el uno al otro, mientras el agua seguía cayendo sobre nosotros, arrastrando las huellas de nuestro encuentro fugaz.
— Creo que el agua se está enfriando —dijo Emma con un tono divertido pero apremiante—
Salimos de la ducha y nos secamos con toallas suaves para luego dirigirnos a la cocina. Aunque el tiempo era limitado, no queríamos dejar de disfrutar de un desayuno rápido juntos.
Emma preparó una taza de café, mientras yo preparaba unas tostadas con mermelada. Nos sentamos en la mesa, disfrutando del aroma del café recién hecho y de la compañía del otro.
Entre bocados y sorbos de café, compartimos momentos de risas y charlas animadas. El tiempo parecía volar mientras nos sumergíamos en la conexión que nos unía, saboreando cada instante juntos.
Sin embargo, la realidad de nuestras responsabilidades comenzó a llamar a la puerta. Emma miró el reloj y suspiró.
— Debemos apresurarnos—dijo con una expresión de determinación en su rostro—Pero no te preocupes, esta noche nos encontraremos de nuevo y seguiremos explorando nuestros deseos.
Asentí con una mezcla de anticipación y melancolía. Aunque nuestras agendas estaban llenas, sabía que lo que teníamos era especial y que siempre encontraríamos un momento para reencontrarnos.
Nos despedimos con un último beso cargado de promesas y nos dirigimos a nuestros respectivos compromisos, llevando con nosotros el recuerdo de la pasión compartida. El día prometía ser largo y rutinario. Pero aún así, lo enfrenté con una sonrisa. Después de todo, había tenido una mañana más intensa. Había tenido una mañana radiante.
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La vecina
Teen Fiction- Soy tu vecina-me dijo-Te vi hoy cuando sacaste la basura. - ¡Oh no! Qué vergüenza... yo, no estaba en mis cabales. - Ni yo-dijo-Salí anoche, y bueno... al despertar no me di cuenta. Pero cuando salí, sólo traía puesta mi camisa corta que uso para...