24. Durando en el trabajo

165 2 0
                                    

Caminando por las concurridas calles de la ciudad, me encontré con una escena que capturó mi atención y despertó mi imaginación. En medio del bullicio y el caos del tráfico, vi a un grupo de personas disfrazadas de superhéroes y villanos, realizando una especie de espectáculo callejero.

—¡Mira, es Wonder Woman! —exclamé señalando hacia la mujer vestida con un traje ajustado que resaltaba sus curvas.—Y también está Iron Man —añadí, señalando al hombre con la armadura reluciente.

La ciudad era un collage de ruidos y movimiento, una selva de cemento donde cada persona tenía su propia historia y sus propias motivaciones. Pero yo ignoraba todo eso en ese momento, porque mi mente estaba ocupada pensando en Emma y en cómo podría sorprenderla con algo especial.

A medida que avanzaba hacia mi trabajo, el comentario de algunos compañeros sobre mi apariencia despeinada me recordó que llevaba el recuerdo de la noche anterior impreso en mi rostro.

—¿Qué te ha pasado? Parece que te ha pasado una topadora por encima —bromeó uno de mis colegas.

—Sí, parece que he tenido una noche intensa —respondí con una sonrisa, recordando con cariño los momentos compartidos con Emma.Una vez en la oficina, el ambiente era el típico de un día laboral: computadoras zumbando, teléfonos sonando y gente corriendo de un lado a otro.

—¿Qué tal la noche, Evan? —preguntó una de mis compañeras con una sonrisa pícara.

—Fue... interesante —respondí, tratando de ocultar mi sonrojo mientras recordaba la intensidad de la noche con Emma. Mientras tanto, un par de compañeras me hicieron bromas y me llevaron a un lugar apartado para charlar.

—Así que, ¿qué pasó realmente anoche? —preguntó una de ellas con curiosidad.

—Oh, solo una cena romántica —respondí con una sonrisa cómplice, sin revelar demasiados detalles.

—Vamos, Evan, no nos dejes con la intriga. Sabes que somos buenas amigas tuyas, ¿verdad? —dijo Lisa, una rubia de ojos vivaces, con una sonrisa traviesa.

—Sí, ya sabes que no podemos resistirnos a un buen chisme —añadió María, una morena de mirada profunda, con un guiño cómplice.

—Bueno, fue una noche... inolvidable —respondí, tratando de mantener la intriga.

—Oh, inolvidable, ¿eh? Eso suena interesante —comentó Lisa, con una ceja alzada.—¿Y qué tienen planeado para la próxima cita? ¿Quizás un poco de roleplay con disfraces? —preguntó María, con una sonrisa sugerente.

—¡Eso es justo lo que estaba pensando! ¿Tienen alguna idea? —pregunté, entusiasmado por la posibilidad de sorprender a Emma. Las chicas intercambiaron una mirada cómplice antes de lanzarse a compartir sus ideas.

—Podrían vestirse como una pareja de superhéroes y salir a patrullar la ciudad por la noche —sugirió Lisa, con entusiasmo.

—O podrían recrear una escena de su película favorita y hacer un picnic en el parque vestidos como los protagonistas —añadió María, con una sonrisa.

—¡Esas son ideas geniales! Definitivamente las tomaré en cuenta —respondí, tomando nota mental de todo.

—Pero Evan, ¿estás seguro de que Emma está lista para algo así? Después de todo, ¿quién sabe qué tipo de juegos les gusta jugar? —bromeó Lisa, con una risa juguetona.

—Bueno, creo que eso es algo que descubriremos juntos —respondí, devolviendo la broma con una sonrisa cómplice.

Lisa, la rubia de ojos vivaces, sacó su teléfono y comenzó a buscar algo con entusiasmo.

La vecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora