30. Un feroz vistazo al pasado (parte 3)

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"Jack, un oscuro laberinto"

Mientras intentaba procesar la impactante cita de "El retrato de Dorian Gray", Jack se mantuvo frente a mí con una presencia magnética que me dejó sin aliento. Su semblante era enigmático, como si guardara secretos detrás de esos ojos penetrantes que me observaban con curiosidad. La sombra de una sonrisa se dibujó en sus labios, pero sus palabras tenían un matiz de oscuridad que me inquietaba.

— ¿Te gustó la cita? —preguntó Jack, su voz resonando con una melodía atrayente y perturbadora al mismo tiempo.

Asentí, todavía impresionado por su actuación y su encanto innegable, pero una sensación de intranquilidad se apoderó de mí, como si algo estuviera fuera de lugar en su presencia.

— Es una de mis frases favoritas. Wilde tenía un don para capturar la esencia de la humanidad en sus palabras —comentó Jack, su mirada fija en la mía, como si tratara de descifrar mis pensamientos más profundos.

Me sentí intrigado por la profundidad de su conocimiento y su habilidad para conectar con las obras literarias de manera tan íntima, pero al mismo tiempo, una voz interior me advertía que me mantuviera en guardia ante este desconocido enigmático.

— ¿Eres un amante de la literatura? —pregunté, tratando de ocultar mi creciente inquietud. Jack rió suavemente, pero su risa tenía un matiz siniestro que me hizo estremecer.

— Entre otras cosas. Pero, ¿y tú? ¿Qué te trae al campus? —inquirió, su tono de voz suave pero con un deje de amenaza apenas perceptible.

Aunque su pregunta era simple, sentí que contenía un matiz más profundo, como si Jack estuviera buscando algo más en mi respuesta. Me di cuenta de que había despertado mi curiosidad, pero también una sensación de malestar que no podía ignorar.

— Vine en busca de nuevas experiencias, de conocimiento y de... —vacilé por un momento, sintiendo el peso de sus ojos fijos en mí— un nuevo comienzo, supongo.

Jack asintió con entendimiento, pero había algo en su expresión que me hizo dudar de su sinceridad. Era como si estuviera jugando un juego del que yo no conocía las reglas, y eso me hacía sentir vulnerable y expuesto.

— Bueno, has venido al lugar indicado. Este campus está lleno de oportunidades y sorpresas esperando ser descubiertas —afirmó Jack, con un brillo de complicidad en sus ojos que me hizo preguntarme qué oscuros secretos podrían estar ocultos detrás de su aparente encanto.

Me sentí atrapado por su magnetismo, pero también por una sensación de inquietud que no podía ignorar. Tal vez, en este lugar y con personas como Jack a mi alrededor, podría encontrar el impulso que necesitaba para dejar atrás mis dudas y abrazar el futuro con renovada esperanza, o tal vez, estaba entrando en un mundo del que no había vuelta atrás. 

A medida que la noche avanzaba, Jack continuó siendo el centro de atención, su presencia irradiaba un magnetismo que parecía atraer a todos hacia él como polillas a la luz. Mientras hablaba con otros estudiantes, no pude evitar notar cómo cada gesto suyo, cada palabra, parecía cuidadosamente calculada para mantener a todos cautivados.

Me sentí como un espectador en un juego en el que Jack era el maestro de ceremonias, y todos los demás éramos simplemente piezas en su tablero. Aunque intentaba mantenerme distante, una parte de mí se sentía atraída hacia él, como si estuviera hipnotizado por su aura de misterio y peligro. Durante toda la noche, Jack siguió siendo un enigma envuelto en un enigma, y aunque mi instinto me decía que mantuviera la distancia, no pude evitar sentir una atracción magnética hacia él. Su presencia era intoxicante, peligrosa incluso, pero también excitante de una manera que no podía explicar.

Al final de la velada, mientras todos se dispersaban y el bullicio del salón comenzaba a disminuir, Jack se acercó a mí con una sonrisa enigmática en los labios.

— ¿Qué te pareció la bienvenida? —preguntó, su voz suave pero cargada de un peso inexplicable.

Me sentí momentáneamente abrumado por la intensidad de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos más íntimos con solo un vistazo.

— Fue... interesante —respondí, luchando por encontrar las palabras adecuadas mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho.

Jack asintió con satisfacción, como si hubiera esperado mi respuesta.

— Bueno, si alguna vez necesitas orientación en este campus, ya sabes dónde encontrarme —dijo, antes de darme una mirada penetrante que parecía traspasar mi alma.

Asentí con nerviosismo, sintiendo una extraña mezcla de fascinación y temor hacia este enigmático joven que había entrado en mi vida de manera tan repentina.

Mientras me alejaba, una sensación de desconcierto se apoderó de mí, preguntándome qué había desatado al permitir que alguien como Jack entrara en mi mundo. Sin embargo, en lo más profundo de mi ser, también sentí una chispa de emoción ante la perspectiva de lo desconocido que yacía frente a mí.

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