𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 - Psic. Quinn

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ADVERTENCIA: El día de ayer 9 de julio, se publicó el capítulo "Experiencia". Si la notificación te avisó solo del que estás por leer, regresa al capítulo anterior para evitar "Spoilers".

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Centro Insight
Manhattan, NY.

Al llegar a la dirección que me envió me di cuenta de donde estaba, pero no entendía lo que yo debía hacer ahí. Entré al edificio y varias mujeres se dirigían al único salón que permanecía con la puerta abierta. Las seguí esperando encontrar una respuesta, y al llegar... ahí estaba Joseph.

Era un círculo donde cada una fue tomando asiento, se notaba que la mayoría se conocían entre sí. Saludaban a Joseph con un abrazo fraternal y un beso en la mejilla, él correspondía cariñosamente a cada una.

Me quedé observando la escena desde la puerta cuando él me descubrió, me invitó a tomar uno de los asientos haciendo una seña con su mano; aunque no entendía, apenada caminé hacia el único que estaba disponible y me senté.

Joseph se quitó el saco, lo dejó en el respaldo de su silla y tomó asiento mientras cruzaba la pierna...

–Chicas, es un placer tenerlas aquí de nuevo, hoy vamos a hablar un poco de cómo se sienten con su proceso, pero antes, tenemos una invitada y me gustaría que le dieran la bienvenida. – me observó y pronto todas dirigieron su mirada a mí.

–Hola... – dije algo nerviosa. – ...me llamo Aysel.

–Hola.

–Bienvenida.

–Hola Aysel.

Varias de las chicas me respondieron y las demás solo me sonreían.

–Bienvenida Aysel, este es un grupo de apoyo formado por extraordinarias mujeres, como tú. Y ahora, ellas van a platicar un poco de sus experiencias, así que no te asustes, solo vas a escuchar; a menos que quieras participar... puedes hacerlo. – Joseph me sonrió discretamente.

Eran diez mujeres sin contarme a mí, quizá desde los 20 a los 45 años. Una a una comenzó a dar su testimonio; y fue en el turno de la tercera mujer, que me di cuenta de que el común de todas las que estábamos ahí, era la experiencia del abuso sexual.

Al principio me conmoví y trataba de ocultar las lágrimas que se me escapaban, por respeto a la chica que exponía su historia; pero después, cuando las escuchaba hablar de como lo sobrellevaban o quizá hasta lo habían superado por completo, me llené de inspiración.

Joseph reconocía a cada una por su testimonio, y a quien aún le dolía le brindaba todo su apoyo; puedo asegurar que él y su trabajo estaban detrás de cada una y lo admiré aún más. Cuando los testimonios terminaron, pasamos del llanto, el orgullo y terminamos entre algunas risas; entonces de nuevo se dirigió a mí.

–Aysel, ¿te gustaría decir algo? – todas me miraron y me sentí un poco intimidada por las valientes mujeres que me rodeaban, no me sentía a la altura de ellas así que hablé un poco nerviosa.

–Son una gran inspiración, de verdad lo digo, cada una de ustedes lo es.

–Es por que... seguramente "tú también lo eres", ¿es así? ¿verdad Doc? –una de las chicas imitó a Joseph y todas rieron.

–Estás en lo correcto Diana. – me miró – Todo lo que ves en ellas es una proyección de lo que tú eres Aysel, gracias por acompañarnos esta tarde. – sus palabras me hicieron sentir algo en el pecho que no puedo explicar, pero me arrancaron una sonrisa.