𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 - Psic. Quinn

- DESASOSIEGO -

Apartamento de Bella, Ivona y Aysel
Manhattan, NY.

El otoño trae el viento frío a la noche en esta ciudad. Él y yo, sentados frente a frente junto a la ventana de mi habitación; mi lugar favorito, donde antes las horas volaban leyendo uno de los tantos libros que me regaló, hoy el espacio se adorna con su compañía.

Un par de velas iluminan nuestra charla que surge natural, llena de complicidad. Mis piernas pasan por su costado y no pierde la oportunidad de acariciarlas con el dorso de su mano. Eso que le gusta tanto y que ahora a mí me encanta.

—Si Jamie no lo dijo en vida, me parece irrespetuoso que lo revele después de su muerte, no tiene derecho. — condeno lo que hizo Christopher, incluso dudo de sus intenciones al revelarlo.

—A veces los hombres somos... COMPLICADOS en cuestión de decir lo que sentimos. Primero nos cuesta aceptarlo para nosotros mismos. Pero una vez que lo hacemos, dejamos algunas señales... inconscientemente lo expresamos de otras maneras. Jamie debió dejar alguna pista que quizá no descubriste.

—La pintura. — lo analizo. —Pero si el significado solo lo conocía su hermano, era muy difícil que yo lo descubriera. Su trato hacia mí siempre fue el mismo que con Bella e Ivona. Su cariño, su atención era por igual. Estoy segura de que, de lo contrario, ellas lo habrían notado hace mucho tiempo y me lo dirían. Las mujeres siempre vemos ese tipo de diferencias; además Rebecca nos odia a las tres por igual, ella no sabe nada. Incluso, he llegado a pensar que tampoco se lo dijo a Oliver.

—Te protegía, — me lo asegura. —lo hacía dentro y fuera del bar. Él sabía que si alguien se enteraba que eras su debilidad, te convertía en un blanco fácil para el ambiente donde se movía. — la lógica de Joseph responde algunas de mis preguntas. —Sin embargo, ahora es claro porque me echó del bar esa noche en la suite, y no lo culpo. Yo habría hecho exactamente lo mismo en su lugar.

Joseph es simplemente increíble. Está aquí hablando conmigo del hombre que estaba enamorado de mi, presenciando un par de lágrimas y me hace sentir tan cómoda con ello.

—Ahora que lo mencionas, él también insistía para que me alejara de ti. — frunce el entrecejo con esa información. —Cuando fuimos al bosque, aunque le mentí, casi estoy segura de que me descubrió. Esa noche me lo pidió, me aseguró que encontraría la manera de persuadir al juez, para que no me preocupara por el reporte de salud mental que presentaras en mi juicio.

—¿El día que asaltaron a tu seguridad? — asiento. —No dudo que desde ese día, el tal Brown estaba involucrado en eso y en las veces que siguieron tu camioneta.

Y así es como las piezas simplemente toman su lugar. Hablarlo le da un poco de alivio al corazón, pero no revierten nada. El tiempo no puede retroceder y no podemos cambiar lo sucedido.

—Es claro que él no me quería cerca de tu vida. — se pierde por un momento en sus pensamientos, hay algo dando vueltas por su mente y por fin se atreve a preguntar. — ¿Alguna vez ocurrió algo entre ustedes? No malinterpretes mi pregunta, solo tengo curiosidad si el buen Jamie tuvo la fortuna de darte algo más que un beso. — sé a lo que se refiere, es normal que tenga curiosidad y no voy a mentirle, porque me alegran los recuerdos.

—Si, en Vegas. — sonrío levemente. —Hace un año hicimos un viaje las chicas, él y yo. Hay este club privado donde solo entras con invitación.

—Imagino porqué. — Joseph sonríe cómplice.

—Fue una noche muy divertida, una gran fiesta. — enfatizo. —Jamie era alguien que disfrutaba ampliamente del sexo y de las mujeres. Tenía el toque de atraerlas, de que jugaran su juego y de que todas sucumbieran ante sus caprichos. — me sumerjo en las memorias de esa experiencia. —Mi situación entonces no permitió que ocurriera de todo entre nosotros, pero vaya que me divertí y mucho.