- DÉJÀ VU -

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N.Y.E. Bar.
Manhattan, NY.

Como es bien sabido, los clientes entran primero a un servicio, el personal de seguridad los revisa y una vez que comprueban que no llevan consigo nada que represente un peligro para nosotras, entran y nos esperan.

Pero si soy sincera, esto no se sentía así y me encanta que vayamos juntos. Caminábamos por el pasillo, la mano de André sostenía la mía. Para mi no es un cliente, él me gusta; y por la manera en la que me sostiene y me mira, sé que yo soy algo especial también para él.

No hay nadie de vigilancia, así que me apuro porque entremos a la primera habitación y sin que nadie nos moleste perdernos el tiempo que lo consideremos necesario.

Sin embargo, detrás de mi, escuchamos un grito:

—¡Ágata! — pasos apresurados se acercaban a nosotros y nos giramos para ver.

Joseph llega agitado, con el rostro completamente desencajado y la mirada clavada en mí. Un guardia de seguridad lo seguía para sacarlo, pues se metió sin importarle nada.

—Tienes que venir conmigo. — demandó sin importarle la presencia de André.

—¡Señor, señor! Usted no tiene autorización para estar aquí — el chico de seguridad le anuncia al llegar detrás de él.

—Tienes que venir conmigo, por favor. — insiste y yo lo miro desconcertada, ¿Qué no estaba con Ivona? ¿qué está pasando?

—No, vete por favor. — le susurro.

—Ays, es importante.

¿Ays? ¿Me acaba de llamar Ays? solo Jamie y las chicas me llaman así.

—Señor, si no sale en este momento de aquí me veré en la penosa necesidad de retirarlo por la fuerza. — el chico de seguridad insiste y le da un ultimátum.

—Ágata, ¿estás bien? — André me pregunta al ver que no respondo nada y solo miro a Joseph. En ese momento reacciono.

—Si, si...— digo mientras logro parpadear un par de veces. —Está bien, yo lo manejo. — digo mirando al chico de seguridad y éste se aleja prudentemente, pero sin irse del todo, vigilando como Oliver les ha enseñado.

—Es muy importante. — Joseph reafirma y entonces la curiosidad y la manera en que me mira me hacen caer en sus palabras.

—André... — le digo mirando a mi acompañante. —¿Te importa si...? — pero antes de terminar la frase él asiente y me interrumpe.

—Adelante, arregla lo que tengas que arreglar, te estaré esperando en el bar. — se acerca a mí, me da un beso en la mejilla como si marcara su territorio frente a Joseph y se va por el pasillo.

Cuando vuelvo mi vista los ojos de Joseph están suplicantes sobre mí, no me di cuenta de que dio un paso al frente y ahora está a pocos centímetros. Nerviosa, detesto que mi cuerpo esté reaccionando así a su presencia y me convenzo de montarme en el papel de "no me importas".

—Bien, ¿qué quieres? — digo cruzando los brazos.

—Aquí no podemos hablar, tenemos que salir.

—No me iré de aquí.

—Créeme, aquí no podemos hacer lo que debemos hacer. — eso me inquietó y más por el tono serio y formal.

—¿Es la corte? — pregunté preocupada, porque aunque confío en Jamie, quizá ocurrió algo y él no está aquí ahora para ayudarme.

—Vamos.

𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 -  Psic. QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora