- Pamela - segunda parte.

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—No, esta prueba no puede ser mía. Ays, ¿la moviste? Seguro cuando la pusiste en la mesa se mezclaron. — Ivona apenas puede respirar y se niega al "positivo" que sus ojos ven.

Pero el resto estamos igual, incluso estoy dudando de si ella tiene razón. Fui la última en colocarla y es posible que las moviera de lugar. Pero no lo recuerdo.

—Esta es la mía, estoy segura. — Bella toma la que está de su lado. —Pero también creo que esta es tuya, Ays. — señala la que está en positivo. —Fuiste la última que la colocó en el centro.

No puedo pronunciar palabra por la resequedad que siento ahora mismo en mi garganta. Era tanto mi malestar que no recuerdo en donde la coloqué al regresar.

—Mara, dile a Noah que compre un par de pruebas más en la farmacia. — sin decir nada más, Mara hace lo que Ivona le pide y las tres nos miramos petrificadas.

Ivona tiene los ojos hechos agua y el color se ha ido de sus mejillas. No debe ser muy distinto a como debo verme yo. Pero ella tiembla y debe sentarse en el sofá o va a caer desmayada. Una de las dos está embarazada y eso es inminente.

El silencio se apodera del lugar, Luna aparece y se sube a mi regazo. Un maullido me hace saber que sospecha que necesito de su apoyo emocional ahora más que nunca. Le abrazo y me permite hacerlo, nos quedamos así hasta que Noah toca la puerta con el par de pruebas que necesitamos.

Mara nos entrega una a cada una y ambas nos dirigimos en posición opuesta para hacer lo propio. Al regresar me tiembla el cuerpo y el tiempo se vuelve eterno.

Mi celular suena y veo su nombre en la pantalla: "Joseph", pero no soy capaz de responderle. No hasta que tenga el aliento suficiente para hacerlo.

—Ays... — Bella llama mi atención. —Responde. — me indica cuando, sin darme cuenta, toqué el botón de responder en lugar de rechazar la llamada.

Lo suelto cuando escucho un muy lejano "¿Ays?" con la voz de Joseph y cuelgo inmediatamente.

—Dame el celular. — Bella me extiende la mano y yo se lo doy. Sabe lo nerviosa que estoy y me ayuda a evitar cometer el mismo error.

Mara se acerca discretamente a las pruebas que, cuidadosamente están en extremos opuestos de la mesa para evitar una nueva confusión y pronuncia.

—El resultado apareció. — y se aleja para darnos espacio.

Ivona y yo nos miramos fijamente, no queremos verlo, pero al mismo tiempo sabemos que la alegría para una puede ser algo no deseado para la otra.

—¿A la cuenta de 3? — me pregunta.

—Si. 1...

—2...

—3. — respondemos al unísono y acercamos nuestros rostros a la verdad.

El silencio reina por todo el penthouse y Bella nos mira atenta esperando por nuestra reacción. Mara se mantiene distante.

—No... noooo... no puede ser. — mi amiga se recarga sobre el respaldo de su sillón y yo trato de contener mi suspiro de alivio.

—Ivona, respira. — Mara le indica tomando de su muñeca para cuidar su pulso.

—¿Cómo pudo pasarme esto? Si yo me cuidé todo este tiempo.

Mara la abraza y la lleva a su pecho maternalmente e Ivona se lo permite. Su rostro me dice que ella lo supo antes que todas nosotras, que lo ha sabido quizá desde hace días y que el pretexto del remedio solo fue una oportunidad que nos dio para que lo pudiéramos descubrir.

𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 -  Psic. QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora