𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 - Psic. Quinn

- JUNTOS -

N.Y.E. Bar.
Manhattan, NY.

—¿Qué estás haciendo? Rebecca y las chicas vienen para acá y si te descubre te va a matar. — Bella le cuchicheaba con miedo al descubrir a Ivona en algo que parecía sospechoso y al ver sus manos temblar lo confirmó, pues Rebecca estaba por llegar.

Desesperada y agradeciendo que fuera ella, puso todo en su lugar y colocó el cuadro de nuevo en la pared. Cuando Rebecca y el resto de las chicas entraron, ellas ya estaban sentadas en el sofá esperando como si nada hubiera pasado.

—¿A qué hora llegaste? — Rebecca cuestionó a Ivona.

—Justo venía delante de Brooke, ¿no me viste? — dijo tan natural como si nada, ella puede mentir muy bien y nadie sospecharía.

—Bueno, ¿alguien me quiere explicar dónde está Ágata? — Rebecca miraba a todos lados buscándome, pero todas se miraron sin decir nada, hasta que Bella salió al rescate.

—Está en un servicio y creo que va a tardar. — fue suficiente para calmarla.

—Bien, entonces una de ustedes le hará saber lo que hablaremos en esta junta, será breve, ya que hay que ir a trabajar.

La dichosa junta de Rebecca no era más que un llamado de atención por el pleito de las estelares de la noche anterior, una manera de pavonear su superioridad temporal en el bar. Todos allí sabemos que es su único objetivo.

Hablaba fanfarronerías que nadie le estaba tomando en cuenta, excepto Annie, ella si que la veía como su héroe; y más ahora que estaba encaminada a ser una estelar de la mano de Bella, quien cedió a la presión de Rebecca.

Pero Ivona ni cuenta se daba de lo que hablaba. Ella solo podía pensar en Amanda Wilson, su madre, y sabía muy bien donde comenzaría a buscar.

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Apartamento de Aysel.
Manhattan NY.

Estoy dudando mucho en abrir la puerta de la habitación.

Anoche dormí poco, me despertaba constantemente ante la ansiedad de saberlo bajo el mismo techo que yo. Me paro varias veces poniendo la oreja sobre la puerta tratando de escuchar algo, pero no hay ninguna señal de Joseph.

Estoy agradecida por haber llenado el armario de esta habitación con mis cosas, eso me permitió darme una ducha esta mañana y estar casi arreglada para enfrentar de una vez por todas esta situación que, hasta ayer, no vi venir y quiero que termine pronto.

Respiro hondo mientras trato de despejar las imágenes del beso que anoche me dio, ese del que no entiendo el origen y que no quiero entenderlo, y sé que lo hago por mi propio bien. Solo quiero olvidarlo, aunque una chispa en mi pecho me grita que eso significa algo... me niego a darle importancia.

Aspiro hondo y retengo, me descubro haciendo lo que él me enseñó en terapia para controlar mis emociones y nerviosismo, y me río para mis adentros. Con decisión tomo la perilla y abro la puerta, salgo al pasillo como si fuera un día normal en mi casa y yo estuviera sola.

Veo la puerta de mi habitación abierta y entro a ella sin pensarlo para llegar a mi baño. Allí se encuentran mi perfume y mi maquillaje. Hasta ahora no hay señales de él por ninguna parte, así que cojo el maquillaje y solo me pongo hidratante, bloqueador, algo de polvo, mascara y pintalabios. Me recojo el cabello en una coleta alta y me coloco mi perfume "Marry me" de Lanvin.

Y de repente se me olvidó que tenía compañía, salí al pasillo y al llegar al área común, allí estaba él. Frené en seco al verlo sentado en uno de los banquillos de la barra, con un vaso de jugo de naranja a medio terminar y las migas de pan en un plato pequeño. Él muy concentrado en la pantalla de su celular.