Una mano suave recorría mi muslo, sus labios besaban mi cuello; apenas podía respirar, pero no era incómodo. Estaba expectante a cada reacción de mi cuerpo; en mi mente me repetía que estaba bien, que esta experiencia sería buena, agradable y que el hombre que me tenía en la cama no iba a lastimarme.
Cerré los ojos, había llegado el momento de permitirme sentir, de dejar el pasado atrás, enterrarlo y recuperar el tiempo que me perdí. Quería hacerlo, quiero entender lo que es gemir de placer de manera genuina, no como cuando había estado fingiendo con algún exnovio o un cliente.
– Ágata... – André susurró mi nombre.
Relajé mis músculos, solté mi cuerpo, estaba lista... y lo sentí entrar en mí. Me asusté un poco, así que puse mis manos en su espalda para relajarme, para sentir más de él. Sentí sus labios rozar en mi mejilla y el aire que exhalaba a la par de cada movimiento.
Solo necesitaba dejar de pensar, así que abrí los ojos y busqué su rostro para conectar con él. Me miraba con lujuria y con deseo, me sentí segura y volví a cerrarlos, para dejar ir todos esos pensamientos y alertas de las viejas y dolorosas memorias que mi cuerpo tenía registrado.
Quería enseñarle que podíamos y merecíamos vivir esto. Comencé a disfrutar la experiencia y mis músculos poco a poco dejaron de tensionarse, cerré mis ojos de nuevo impulsada por las sensaciones; su boca bajó de mi cuello a mi pecho, era delicioso pensar que lo estaba haciendo justo con el hombre que elegí.
Todo comenzó a ser placentero y fue subiendo de intensidad, creo que no estaba preparada para tanto; André era un sueño y sé que no en mucho tiempo llegaré a mi clímax.
De pronto algo surgió, yo necesitaba estar arriba, tengo miedo y necesito tener un poco de control o no podré hacerlo, y como siempre terminaré por fingir. No lo debo permitir.
Hice el impulso por girar y él no se resistió, por el contrario, me ayudó en ello; acomodé mi cuerpo para comenzar a moverme y recuperar la concentración, su mano subió para quitar el cabello que cubría por completo mi rostro, agradecí por ello.
Sus ojos verdes ahora eran color marrón, su rostro... era... ¿el psicólogo?... si, era Joseph el que estaba bajo mi cuerpo embistiéndolo y yo clavada en él, y se sentía aún mejor. De inmediato se acumuló toda esa energía a punto de explotar entre mis piernas, solo con verlo a él.
¡Esto tenía que ser un sueño!
Desperté exaltada, sin noción de lugar y la hora, hasta que regulé mi respiración; me di cuenta de que estaba en casa y que efectivamente todo había sido un sueño.
¿Por qué André se convirtió en él? ¿por qué estoy soñando con Joseph? Solo es mi terapeuta. Me quedé recostada un momento reviviendo la escena, pero también todo lo que mi cuerpo sintió. ¿Por qué solo verlo me llevó de inmediato al tratar de sentir un orgasmo? Sin importar que fue en un sueño.
¿Y si él...? no, no no puedo, no debo, no es correcto.
Ivona tocó la puerta para sacarme de mi extraña conversación interna.
–Aysel, ¿estás despierta? – preguntó aun detrás de la puerta.
–Si, pasa. – le respondí sacudiendo los restos de mis húmedos pensamientos.
Pasó y me esperaba un clásico almohadazo e invitación a ensayar, pero en lugar de eso se sentó a pie de la cama y su expresión era seria.
–¿Qué pasa? – pregunté mientras me sentaba.
–Ays, tu mamá llamó, me dijo que estuvo intentando en el celular, pero parece que lo tienes apagado. – inmediatamente lo miré sobre el buró y vi que se quedó sin batería y conecté el cargador.
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𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 - Psic. Quinn
Romance-Cierra los ojos y confía - me dijo. Lo hice, nos perdimos, cruzamos la línea y rompió su ética profesional. Desde ese momento...todo se fue a la mierda. (+18) ------------------------------------------------------------------ La palabra RESILIENCIA...