𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 - Psic. Quinn

- HARRISON - Primera parte

Joseph mira al frente con cautela y yo siento un estruendo en mi pecho. Tan parecido al que sentí cuando supe que papá murió, tan doloroso como la noche en que le dispararon a Jamie y lo vi caer sin poder hacer nada.

¡No, no de nuevo, por favor! No él.

No tengo aliento alguno para pronunciarme contra ella y detenerla, no tengo la fuerza física para quitarle el arma y no tengo ninguna estrategia en mente que la haga desistir. Ella no dudará en usarla.

Mi más grande miedo está frente a mi y yo me he quedado tan pequeña y frágil ante ello; porque tiene en sus manos la vida del hombre que amo; y pierdo la cordura de solo pensar que la apartaría de mi lado con un solo movimiento de su dedo.

El corazón me va a estallar, la sangre se me ha ido a los pies y los temblores se manifiestan en mis manos.

—Baja el arma, Rebecca. — la voz de André resuena autoritaria en medio de toda la tensión. —Todos están muy nerviosos por la situación del bar y no estás pensando con claridad. Dámela. — André entra, y sin ningún temor, extiende la mano hasta que lentamente ella cede.

Joseph mueve ligeramente su mano y entonces soy consciente de que tengo presionada la suya al punto de que podría estar haciéndole daño con mis uñas enterradas en su piel.

Aún con la ira consumiéndola y en el silencio de la oficina, Rebecca toma su celular, su bolso y sale de allí hecha un demonio.

¿Por qué André la calmó tan fácil? ¿Qué poder tiene sobre ella que la controla a ese grado?

—Respira. — Joseph me susurra cuando se da cuenta de que dejé de hacerlo y he estado conteniendo el aliento desde el segundo que vi la pistola en su cabeza. Me toma de la nuca con la otra mano y me lleva a su pecho. El cuerpo se me convierte en gelatina.

De reojo veo como André camina hasta detrás del escritorio de Rebecca y mete el arma dentro del primer cajón con familiaridad, como si conociera muy bien este lugar.

—Será mejor que vayan a casa. — André nos dice con un tono ve voz extraño. —Los abogados no han podido resolver nada, y el traer toda esta tensión en este lugar solo hace que exploten de manera incorrecta entre ustedes. — me mira solo a mí, parece que ha decidido ignorar la presencia de mi novio y creo entender la razón.

—¿Qué fue lo que viniste a buscar? — Joseph trata de sacarme del shock, encuentra mi mirada sin separar mi cuerpo del suyo, parece que está marcando su territorio frente a André.

—Vine para saber si había noticias de los abogados y también por una maleta negra en mi camerino. — ante la sugerencia de Oliver, nuestras guías han empacado las pertenencias de sumo valor de las estelares y yo quise venir por las mías.

—Quédate aquí, yo iré por ella y nos iremos a casa. — mira a André. —Por favor, cuídala por si regresa esa mujer. — André asiente ligeramente con la cabeza y él desaparece tras la puerta.

Me cuesta trabajo dejarlo ir, pero ahora tengo la certeza de que, aunque Rebecca estuviera por allí, ya no lleva un revolver en las manos. Además, necesito hacer unas preguntas al hombre que me mira fijamente, y que, a juzgar por su mirada, tiene mucho que decirme también.

—¿Qué es lo que tú y Rebecca quieren de este lugar? — me giro para quedar plantada frente a él. —¿Por qué ella está buscando ayuda en ti y ahora parece obedecerte en todo? — me aseguro de que mi tono de voz sea lo suficientemente serio para que me responda con la verdad e ignore el temblor que aún llevo en el cuerpo.

André baja un poco la mirada como si buscara algo y luego regresa a mi.

—Ella sabe que yo era un buen amigo de Jamie, quizá tú no. Yo lo apreciaba y muchas veces acudió a mi cuando de asuntos financieros se trataba. — parece sincero. —Solo quiero ayudar y Rebecca ve en mi un apoyo serio, ahora que parece que ustedes solo están pensando en sus relaciones; incluido Oliver, que parece distraído como lo acabamos de presenciar.