- PASIÓN -

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(Recomendación: "All to you" – Sabrina Claudio)

Por mucho tiempo viví equivocada con esta parte del sexo, creyendo que era algo egoísta por parte de ellos, y hasta cierto punto denigrante para nosotras; pero en los últimos días por fin entendí, que no podía generalizar a todos los hombres por la irresponsabilidad de unos cuantos, ni vivir en guerra con ellos.

Esto es importante y nuevo para mí; porque la tosca, desagradable y brusca experiencia con mi exnovio Paul, no cuenta. Nadie debería sentirse obligada a hacerlo, nunca.

La diferencia es el momento, este lugar... es él; y que esta vez soy yo quien lo desea hacer.

No se mueve ni un solo centímetro, sus manos están agarradas a los laterales de la silla y parece que no respira. Lo entendió todo... el lobo fue atrapado por caperucita.

Mis dedos ejercen presión en esa zona específica sobre su pantalón. Puedo sentir ya, como su excitación se está incrementando y se hace visible a mis ojos.

La hebilla de su pantalón casi sale por sí misma, y el broche solo necesitó de un movimiento para ser abierto. Me encontré con la tela de su ropa interior y la bajé con mucho cuidado.

Por fin lo veo tan cerca de mí. Descubro la piel aterciopelada y suave, su miembro esta expuesto, fijo, con algunas venas pronunciadas y de color rosado incrementado en la punta.

Una energía oscura me invade recorriendo de mis pies a cabeza, es lujuria y deseo con una pizca de perversión; eso que actúo cada noche en el escenario, por fin lo siento recorrer por mis venas de manera natural... y me gusta... es PASIÓN.

Me hace humedecer los labios.

Conecto con su mirada para mostrársela y sus pupilas se dilatan, él sabe mucho mejor que yo lo que significa.

Soy una gatita curiosa ante este despertar...

–Miau... – susurré.

Él exhaló una bocanada de aire rendido y apretó con mucha más fuerza.

Abrí levemente mi boca y mis labios tocaron su piel, sin hacer movimientos bruscos comencé a dejar un beso disfrazado de inocencia, que se fue extendiendo por su longitud. El aroma de su sexo mezclado con el de su loción invadía mi nariz, era tan agradable, y me anunciaba que ese sería su sabor.

No quería perderme ni una sola de sus expresiones, y le regalaba constantes miradas llenas de esta energía femenina que me desborda por la piel, y que sabía que iban a gustarle, al mismo tiempo que posé mi boca y di la primera pequeña succión.

Era lento, relajado, sin prisa.

Se ahogaba mirando al techo, le faltaba el aire y cuando me miraba parecía suplicarme por más.

También descubrí que en un par de ocasiones miraba a la puerta, no tenía seguro y si alguien por error o inocencia se le ocurría abrir, encontraría al doctor en una postura peculiar con una paciente.

Me excita.

Me sentía empoderada con todo este control en mis manos, sabiendo que podía llevarlo a cualquier lugar que yo deseara, y cuando menos lo pensé engullía en mi boca gran parte de él, y me gusta, ¡ME GUSTA!

Su sabor, su firmeza, todo lo que representa; su placer dependiendo de mi lengua y de sus juegos traviesos trazando círculos en el punto exacto y no puedo parar. Me ayudo con las manos para relajar sus muslos y alargar el momento.

Su rostro está enrojecido, jadeante y complacido.

–A...Aysel... – trata de formular palabras para avisarme que está por terminar, pero yo tengo otros planes.

𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 -  Psic. QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora