- CONFESIÓN -

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No encuentro motivos por los cuales Jamie pudiera ocultarme algo tan importante, él sabe lo mucho que necesito esa información, pero pensándolo bien, entre Jamie y Rebecca es en ella en quien no confío en absoluto.

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Apartamento de Jamie
Manhattan, NY.

–Aysel, ¡qué sorpresa! Pasa por favor. – Jamie se sorprendió por mi visita, y me invitó a pasar.

Eran pocas veces las que yo visitaba ese lugar, pero era hermoso, todo en colores oscuros y neutros, pero con un tazón de skittles en medio de la mesa; sin duda esto representaba a Jamie; enigmático pero lleno de colores en el fondo.

Al pasar a la sala me di cuenta de que Oliver estaba allí.

–Señorita Ágata, buenas tardes. – se puso de pie y me saludó tan formal como él siempre es.

–Hola Oliver, me alegra que estés aquí. – me miró extrañado.

–¿Pasa algo? – Jamie se dio cuenta de que mi voz tenía un toque de seriedad, muy distinto al de siempre. Me puse de frente a los dos.

–¿Pamela Harrison? – les pregunté con un toque de sarcasmo. Jamie de inmediato volteó a ver a Oliver, pero él no cambió ni un milímetro alguna expresión facial; podría torturar a Oliver por horas y él jamás me diría nada. En cambio, Jamie fue un poco más evidente.

–¿Quién te dijo? – Jamie respondió.

–No importa como lo sé, solo quiero que me digan desde cuándo lo saben y por qué no me lo habían dicho. – le hizo un gesto de aprobación a Oliver y él asintió.

–Señorita Ágata, hace una semana mis contactos me dieron el nombre, pero no tenemos la certeza de que sea ella la involucrada, solo sabemos que fue testigo.

–Además, ¿sabes cuántas "Pamelas Harrison" hay en esta ciudad? Sin contar las del país completo, no descartamos que se pudo mudar a otra ciudad. – Jamie me aclaraba. – Si no te dijimos antes, es porque queríamos tener algo más concreto. – su voz no me mentía, lo puedo percibir.

–¿Cuántas hay en la ciudad? – pregunté y Jamie miró a Oliver de nuevo para que me lo dijera.

–54. – me respondió.

Resoplé y me senté en el sillón en señal de desesperanza. –Eso quiere decir, que se tiene que investigar a cada una, ¿cierto? – Oliver asintió y Jamie caminó hacia mí.

–Lo haremos, déjanoslo a nosotros. ¿Ahora entiendes por qué no te decía nada aún? No quería que te sintieras mal.

–No entiendo porqué el gobierno protege a una asesina. – dije mientras Jamie me abrazó a su pecho.

–Linda, tú sabes que el caso no está claro, pero Oliver pudo leer un poco del testimonio, tu padre la salvó de un accidente, por eso no se encontraron cargos en contra de ella.

–No no no... no me digas eso, estoy segura de que debe haber una razón diferente por la que esa mujer estaba a la mitad de la calle, y yo la voy a encontrar, lo juro.

No dijo más, sabía que ese tema era delicado, y que nadie iba a quitarme de la cabeza que la muerte de papá tenía demasiadas inconsistencias e irregularidades; algo muy dentro de mi siempre me lo ha dicho y no puedo descansar hasta saberlo.

Decidí no echar de cabeza a Rebecca, sin duda ella está haciendo todo lo que puede para echarnos del bar, y si algo más se me llegase a ocultar, cuento con que ella sea una especie de aliada que me pueda informar sin que lo sepa.

𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 -  Psic. QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora