"Te quiero"
Las más bellas palabras que he escuchado de su boca hacia mí. Pero no solo las escuché... las sentí.
Sé que no le fue fácil decirlo, que no fue como otras personas lo pueden decir y reparten a cualquier afecto. Es el significado que él le da y el resonar de ellas en todo mi ser.
Lo besé. Le besé todo el cuerpo y creo que hasta el alma. Fui yo quien ahora le hizo el amor, porque no tengo palabras que alcancen a expresar lo que yo estoy sintiendo por él. Y tampoco quiero decirlo para que suene a una respuesta, no es algo banal y quiero hacerlo cuando el corazón lo dicte y no por quedar en un empate.
Tras el segundo asalto, cuando no pude resistir más la delicia de sus dedos acariciando mi pierna, nos quedamos dormidos en el sofá. Sin embargo, despertó antes que yo, me dio un beso y salió de casa. Fue hasta que desperté por completo que vi una nota en la mesilla diciendo que iría por algunos insumos.
Aproveché para limpiar el desastre que dejamos ayer y ahora estoy tomando un baño de burbujas en la tina; con un hermoso paisaje y el sol entrando por los enormes ventanales. Con una sonrisa en la cara que nada podría borrarme, sintiéndome viva, plena y agradecida. Ligera... como quien se ha deshecho de un peso abrumador.
Las cicatrices que no llevamos sobre la piel, son memorias tatuadas en el alma de un viejo dolor. Un recordatorio constante y cruel de que estamos... rotos.
Con el tiempo aprendes a vivir con ellas, las escondes de quien las pueda usar contra ti y te adaptas a la oscuridad a la que te condenan.
Te resignas a ellas hasta que, sin esperar nada, llega alguien que las puede ver, examina su profundidad, raíz y evalúa los daños. Toma de tu mano y te lleva a la fuente, las sutura con paciencia usando hilos forjados en la valentía y el cariño. Dibuja sobre ellas la esperanza y las colorea con sueños que antes parecían imposibles.
Joseph... mi guía, mi amigo y hoy... mi definición más sublime del amor.
El sol me llena de un rico calorcito que disfruto a ojos cerrados con mi reflexión. Pero en poco tiempo, puedo sentir que no estoy sola. Al abrir los ojos él está allí, frente a mí, descansando sobre el marco de la puerta y con media sonrisa a la que correspondo con una enorme que no puedo contener.
—Qué hermoso se ve mi baño esta mañana. — me saluda feliz y entra encaminándose al pie de la tina.
—¿Su baño es muy hermoso, doctor. ¿Quiere venir a probarlo? — coqueteo y me sumerjo levemente entre la espuma.
—¿Acaso está tratando de seducirme, señorita Halliwell? — se cruza de brazos y finge un desacuerdo.
—¿Desde cuándo está allí? — pregunto mientras recorre el espacio con la mirada.
—El suficiente para grabar en mi memoria este invaluable momento.
—Bueno, con usted aquí se vería mucho mejor. — intento hacer que me acompañe.
—En este momento no tengo ojos más que para la bella postal que me está regalando.
—Vamos... entre un ratito. — le pido, me niega con la cabeza y continúa contemplándome
—Debo atender a mis pacientes por videollamada. Pero... — a paso lento y seductor llega y se inclina hasta llegar a mi rostro. —...aquí está su beso, señorita. — sus labios se unen a los míos en un beso húmedo y fogoso. Uno de esos que te hacen desear más, esos peculiares en él que provocan un hormigueo en mi entrepierna.
Nadie me hizo sentir eso con un beso.
—Pero... no puede dejarme así. — susurro apenas separa su boca de la mía. —Tendrá que entrar a terminar lo que empezó. — la comisura derecha de su boca se eleva pícara.
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𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 - Psic. Quinn
Lãng mạn-Cierra los ojos y confía - me dijo. Lo hice, nos perdimos, cruzamos la línea y rompió su ética profesional. Desde ese momento...todo se fue a la mierda. (+18) ------------------------------------------------------------------ La palabra RESILIENCIA...