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Capítulo sabrosón, como nos gusta 7u7

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NARRA SEBASTIÁN

Elena se ha sentido mucho mejor y Juárez, mi abogado, le está brindando mucho apoyo. Al parecer, me estaba perdiendo el chispazo que ha surgido entre ellos. Sin embargo, ella no quiere apresurarse por todo lo que le ha pasado y el letrado no parece tener problema en esperarla.

Por otro lado, está Federica. Me muerdo el labio para no sonreír al recordarla y niego con la cabeza, mirando en dirección al televisor aunque no le estoy prestando atención.

—Tú estás muy raro —habla Montse, haciendo que me exalte un poco—. Hasta olvidaste que estoy aquí, ¿qué te sucede? Sonríes de la nada, te quedas embobado pensando en qué sé yo. ¿Me lo cuentas?

—Federica y yo estamos saliendo —confieso porque no tengo que ocultar lo que siento por ella—. Desde hace unos días.

Montse se cubre la boca, riendo. Se levanta para abrazarme y me llena la mejilla de besos, parece muy contenta y eso me hace reír.

— ¡No lo puedo creer! Te pusiste los pantalones, Sebastián Alejandro. ¡Al fin! Admitiste que sí te gustaba ella y dieron el paso —me felicita y yo frunzo el ceño, cruzándome de brazos—. No me mires así, es la verdad. Ten cuidado, mira que tu novia es de armas tomar.

—Pues sí, no te lo voy a negar —respondo, suspirando—. No sé si ella se lo ha dicho a alguien, así que no le digas a nadie, por favor.

—Está bien —responde.

—Necesito pedirte un favor —hablo y ella se sienta junto a mí, afirmando con la cabeza para que continúe—. Federica no tiene qué ponerse para la inauguración y me ha dicho que no va a ir, yo no puedo permitirlo, por supuesto.

—Ya. Déjamelo a mí, hermanito —responde Mon, sonriéndome con suficiencia—. No eres el primero en pedírmelo, Mauricio también me dijo que Gabriela no pensaba asistir y que le comprara un vestido.

Evito alzar las cejas de la sorpresa y afirmo con la cabeza, sin saber qué decir.

—Parece que quiere hacer las paces con ella —miento y Montse afirma.

—Eso me dijo. Además de que quería ahorrarle un problema a Gabriela conmigo por faltar al evento —habla y yo le doy la razón, haciéndola reír.

— ¿Cómo engañarás a Fede? —pregunto.

—Tú déjamelo a mí, ¿bien? Sabes que tengo mis ases bajo la manga, siempre —se jacta y yo ruedo los ojos—. Bueno, te diré. Le pediré que me acompañe a comprar un vestido y la obligaré a probarse algunos, luego le diré que tengo uno parecido en casa y ya.

—Debe ser lila o púrpura, en esa gama. Es su color favorito —le digo.

—Aw, ya te sabes hasta su color favorito —se burla—. Mira lo tragado que estás.

— ¡Ay, ya! Mira que a ti también te he visto muy rara y puedo chingarte con ello también, ¿eh? —le digo y ella desvía la mirada—. ¿Qué ha pasado con Darío?

Deja caer su cabeza en el respaldo y suspira.

—Me besó frente a Cristian —admite y yo me enderezo en mi lugar.

—Espera, ¿qué? —pregunto.

—Y Cristian se puso celoso —admite y se muerde el labio—. No debería sentirme feliz por ello, cuando Darío se marchó de nuevo con el corazón roto.

Caricias de chocolate | Libro 2 | Trilogía "Gastronomía del placer". (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora