capitulo 14

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—Tomi!!

Felipe llegó junto a su amigo corriendo como alma que lleva el diablo.

—¿De quien se supone que estás escapando? —Preguntó Tomás riendo—

—Me crucé con un adulto, creo que me quería llevar.

—¿Como vestía? ¿Llevaba ropa beige? –Inquirió Mateo—

—¡Si! una... ¡Camisa! camisa beige, y pantalón negro

—No suena a un poli —Dijo Mateo confundido— pero podría ser, mantente alejado de cualquier adulto hombre

Felipe asintió repitiendose esa información en la cabeza-

—¿Que traes ahí?

—¡Lo saqué de un puesto en la plaza! —Sonrió enseñándole orgulloso a sus amigos las piezas de pan que llevaba en una bolsa—

—Robar está mal, Feli.

—Dijeron que tenían hambre —Dijo él encogiéndose de hombros—

—Si, pero hay otras maneras de conseguir comida, eso no se hace

— Lo siento —Se disculpó tomando una pieza de pan de la bolsa y dandoles el resto—

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—Disculpe, ¿Señorita Diana? si, queria saber si mi esposo ya habi— ¡Oh, bien! gracias por quedarse con Gaby,no volverá a ocurrir.

—Creo que a alguien le espera un buen sermón en casa —Se burló Jimena—

—Lo voy a matar — Confirmó Sarita causando la risa de su hermana—

Jimena se bajó del auto junto a Sarita y ambas fueron hacia el maletero del auto. Jimena había acompañado a su hermana a la fundación para donar algunas prendas de sus anteriores colecciones que no estaban optimas para la venta, pero que eran completamente funcionales y que le serian de mucha a ayuda a alguien que estuviera en apuros.

—¿Ya pediste la cita con el terapeuta? —Preguntó Jimena cerrando el baúl —

—No lo veo necesario aún.

El tema de conversación entre ambas hermanas durante toda la mañana había sido lo sucedido con Gaby el dia anterior. Sara no tenia idea de como sobrellevar la situación, y cuando esa mañana Gaby volvió a mencionar a los mellizos, Sarita comenzó a creer que seria buena idea llevarla al psicologo que ella había visitado años atrás.

Habían averiguado todas las formas en lo que lo sucedido pudiese afectar a su hija. Creian que estaban preparados para que Gaby sintiera que le faltaba algo, e incluso para que se conmoviera con cualquier par de gemelos o mellizos, su psicologo había explicado que el cerebro de su hija podría recordar y extrañar a su otra mitad. Y aunque se habían hecho a la idea de que algun dia tendrian que hablarle de Felipe, no creian que seria tan pronto.

—Es hora de que lo sepa, Sarita.

—Tiene cinco, Jimena, no lo entendería, solo estaría haciendole un daño.

—Como ustedes quieran, pero ocultarlo más tiempo no solucionará nada, hermanita.

Jimena acompañó a Sara hasta la recepción, donde algunas voluntarias les recibieron las cajas, y rápidamente se despidió de su hermana para regresar al centro de modas.

—¡Sarita! —La llamó la directora del centro— ¿Ya te tienes que ir?

—Mi esposo fue a recoger a mi hija, por lo que tengo un ratito –Sonrió– ¿Pasó algo?

—Solo quiero presentarte a unos nuevos voluntarios

La directora la guió a su oficina, donde al entrar, se encontró con un hombre de casi su misma edad, o incluso algunos años más grande, y una muchacha que no debía pasar de los veinticinco.

—Ella es Samanta –señaló a la más joven— Es maestra, y aunque estará más en el orfanato, seguro la verás seguido por acá. y él es Guillermo, medico.

—Un gusto –Sonrió estrechando la mano de ambos– Soy Sarita y soy-

—¿Profesora? –Apostó Guillermo interrumpiendola—

—Hacendada –Corrigió riendo ante la confusión de Guillermo— Mi profesión no es de mucha utilidad pero

—Pero tiene uno de los corazones más bonitos que hemos visto —Interrumpió la directora– y esa es la mayor contribución que puede dar. Sara ayuda en todo lo que pueda.

Sara agradeció a la directora por el cumplido, y se quedó allí charlando con sus dos nuevos compañeros hasta que dio la hora en que Franco y Gaby regresarian a casa.

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