Sara aprovechó el momento en que los niños abandonaban sus habitaciones en la hora del almuerzo para escabullirse a la precaria oficina donde trabajaba Guillermo sin ser vista por Felipe ni Tomás.
Esperaba encontrar a su compañero allí, donde solia pasar la mayor parte del tiempo, pero él no estaba ahi, sin embargo, su maletín descansaba sobre el escritorio como de costumbre, por lo que supo que Guillermo seguia en el edificio.
Bastó con preguntarle a una de las voluntarias que se cruzó por el pasillo para averiguar que guillermo estaba en el cuarto de Felipe y Tomás
–Por fin te encuentro —Dijo Sara entrando en la habitación—
Guillermo estaba de espaldas a ella, hurgando en el interior de la mesita de noche de Felipe. Su amigo se sobresaltó al escucharla y se dió la vuelta de inmediato.
—¿Que haces? –Preguntó algo extrañada—
—Buscaba los medicamentos de Tomás. No los encuentro en su mesilla de noche, pero aqui tampoco están –Respondió no muy convencido de su propia respuesta– Estaba seguro de que había aún medio bote, pero se deben de haber acabado.
—Mmm... bueno, enviame el nombre y yo los compro mañana temprano —Se ofreció rápidamente— Necesito tu ayuda –Comentó, sin deseos de alargar la conversación que había esperado poder tener desde la mañana–
—¿Que necesitas?
Guillermo se sentó al borde de la cama de uno de los niños, prestando total atención.
—Debes prometerme que no le dirás esto a nadie
—¿A quien mataste? —Bromeó entre risas—
—Aún, a nadie. Pero...
Sara se detuvo justo antes de comenzar a hablar sobre la traición de su esposo y el resto de su familia. Guillermó alzó una ceja esperando escuchar el resto, pero pronto se dio cuenta de que Sarita no diría ni una palabra más.
—Prometo que no es nada malo, pero necesito hacerle un analisis de sangre a Felipe. —Sara regresó a su objetivo principal—
—Por mucho que me gustaría decir "Si", necesito conocer el motivo para autorizarlo.
Sarita se mordió el labio nerviosa y dirigió su mirada hacia la puerta para asegurarse de que no había nadie más oyendo su conversación. Lo ultimo que necesitaba era que alguna de las voluntarias escuchase y el rumor corriese por todo el establecimiento.
—Tengo la sospecha de que Felipe puede ser mi hijo —Soltó cuando confirmó que nadie podría oirles
Decir aquella sospecha en voz alta aun le parecia dificil de creer, había pasado los últimos años intentando hacerse a la idea de que su hijo ya no estaba, y de un dia al otro, regresaba a la misma posición en la que había estado hacia cinco años; llena de esperanza y dispuesta a todo para encontrar a su bebé
Sara entrecerró los ojos esperando que la reacción de Guillermo fuese una risa o que se burlara de ella, sin embargo, él mantuvo una expresión neutral, Sara incluso podría decir que su mirada se había suavizado.
—Tengo motivos —Prosiguió rápidamente Sara—
Guillermo esbozó una pequeña sonrisa y se acomodó mejor sobre la cama.
—Escucho. Tengo todo el tiempo del mundo.
Sarita suspiró y relató la historia de principio a fin, sin obviar ningún detalle. Por mucho que pudiera costarle hablar sobre el tema, tenia que hacer
—¿De verdad tu familia no te dijo nada? –Se sintió obligado a preguntar Guillermo cuando Sarita acabó con su relato–
—Ni una palabra.
—¿Y tu esposo sabe de la existencia de Felipe?
—No, y no quiero que lo sepa —Respondió rapidamente Sara, y al ver como Guillermo esbozaba una pequeña sonrisa, se apresuró a defenderse— No me entenderia y no haria más que intentar que me olvidase del tema, por eso no puedo decirselo a absolutamente nadie de mi familia, ¿Entiendes?
—Claro que si –Aseguró su amigo— No te conozco hace mucho, pero puedo reconocer a una persona con buenas intenciones cuando la veo, Sarita...
Sara miró expectante a su compañero, aterrada de que pudiera negarse a ayudarla.
—¿Por qué me miras asi? Claro que te voy a ayudar
Sara dejó escapar un suspiro de alivio y con cuidado se abalanzó sobre su amigo para abrazarlo. Era la primera vez en horas que sentía que alguien realmente estaba de su lado.
...........
—Tranquilo —Le dijo Sara a Felipe agachándose para quedar a su altura— Saldremos rápido
Felipe dejó de mirar con temor el edificio blanco frente a ellos para dirigir su mirada a la dulce sonrisa de Sarita.
—No me gustan las agujas
—¿Sabes algo? a mi tampoco —Utilizó la misma mentira piadosa que utilizaba con Gaby— Pero te prometo que será rápido, y luego de eso podremos ir al parque por un rato
—¿Puede venir Tomás también? —El niño se entusiasmó ante la idea de poder jugar a solas con su mejor amigo—
—Claro, en cuanto salgamos de aqui iremos por el —Prometió— ¿Recuerdas lo que hablamos?
Felipe juntó su pulgar y su dedo indice pasandoselos por los labios, asegurandole a Sara que estaban sellados. No había sido facil, pero había logrado explicarle al pequeño que nadie podía enterarse del lugar al que iban para no preocupar a nadie en la ong.
Una vez Felipe pareció olvidarse de su pánico por las agujas, ingresaron al hospital, donde Guillermo ya había apartado un pequeño consultorio en la sala de laboratorio.
En cuanto Guillermo le quitó el capuchón a la jeringa, Felipe se aferró al brazo de Sara de la misma manera en que solia hacerlo Gaby, y cerró fuertemente los ojos, como si de esa manera pudiese evitar el pequeño pinchazo
—¡Lo hiciste! —Se alegró Sarita acariciándole la espalda—
Felipe abrió los ojos confundido, pues no había sentido nada. Pero de todos modos le sonrió a Sara, como si realmente hubiese notado el pinchazo. Cuando Sara y Guillermo le confirmaron que ya podían irse, tomó una paleta del escritorio y corrió por el pasillo hacia la salida, gritándoles a los dos adultos que se apresuraran, quería llegar a la ong antes de que Tomás y el resto de los niños salieran al patio.
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Serendipia
Fanfiction#Serendipia : Un Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.