Sara sintió como se le formaba un nudo en el estómago.
Estaba de pie en un rincón de la recepción del laboratorio, parecía una niña indefensa aferrándose a su bolso como si su vida dependiese de ello. El tic tac del reloj en la pared resonaba en sus oídos, marcando cada segundo de agonizante espera
La incertidumbre la consumía a cada segundo y su mente no dejaba de divagar hacia las posibles respuestas que podría encontrar en esos resultados que estarían listos en tan solo unos minutos.
Miró alrededor, observando a las demás personas que esperaban, cada una envuelta en su propia nube de ansiedad y esperanza.
Había llegado dos horas antes del horario que le habían indicado, pero no había podido concentrarse en toda la mañana. Irene y Gaby la habían notado rara, por lo que decidió mentir diciendo que iría a hacer unas diligencias para poder escaparse de la hacienda sin levantar sospechas de su empleada o de Franco, que trabajaba en el estudio que tenían en la casa.
Mientras el reloj se acercaba a las doce en punto, Sara comenzó a retorcer las manos, un gesto poco habitual en ella, mientras observaba a las personas que se alejaban de la recepción con sobres en la mano. Algunos tenían sonrisas de alivio, otros lágrimas en los ojos, y cada expresión incrementaba su nerviosismo.
Un hombre mayor le dió la espalda a la recepción y comenzó a caminar hacia la salida con un sobre cerrado. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero una sonrisa enorme adornaba su rostro. Sara sintió una punzada de envidia y esperanza al imaginarse a sí misma en esa situación, con el sobre en la mano, abriéndolo para encontrar la confirmación de que Felipe era su hijo.
No recordaba la ultima vez que había sentido tanta felicidad por personas desconocidas, en las casi dos horas que llevaba de pie en la recepción, había visto pasar una enorme cantidad de personas con sus resultados de diversos analisis, aquellos que salian de la recepción donde entregaban los resultados de ADN eran los que más llamaban su atención, había observado con cuidado cada uno de sus movimientos, interpretando su lenguaje corporal intentando adivinar que palabra estaba impresa en aquellos informes
Positivo o Negativo.
Dos palabras sencillas que utilizadas en la cotidianeidad no tenían mayor peso, pero que impresas en un papel tenían el peso suficiente para cambiar la vida de una persona.
Para bien, o para mal.
En tan solo unos minutos, alguna de esas dos palabras también darían vuelta su vida entera. Estaba a unos minutos de recuperar aquello con lo que tanto había soñado durante años, o de sumirse en la mayor de las penas.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo tan solo de imaginarse que pasaria si el resultado era negativo. Cerró los ojos, dejando que su mente vagara por los oscuros rincones de la duda. Imaginaba tener que despedirse de la posibilidad de volver a abrazar a su bebé, sintiendo el mismo dolor que había sentido cuando lo perdió por primera vez, llevándose consigo la esperanza y la ilusión que había crecido en su corazón, habria perdido a su hijo por segunda vez. ¿Cómo podría enfrentarse a ese dolor? El solo pensamiento hacia que le doliese el alma
Pensó en Franco, en cómo debió haberse sentido él en las ocasiones en que creyó estar cerca de su hijo. Ahora comprendía mejor su actitud, las razones por las que había decidido ocultarle la posibilidad de que Felipe estuviese vivo. El miedo a la decepción, el dolor de la incertidumbre, todo eso era algo que ahora ella entendía con dolorosa claridad.
Era horrible sentir que perdiste de nuevo algo que nunca recuperaste realmente.
¿Cuantas veces Franco habria tenido que estar en la situación en la que ella se encontraba?
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Serendipia
Fanfiction#Serendipia : Un Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.