capitulo 38

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—¡Gaby! –Se quejó Felipe cayendo sobre el colchón— ¡Vas a pagar!

—Solo si me atrapas, bobo!

Antes de que su hermano pudiese recuperarse del brutal ataque, Gaby volvió a golpear a su hermano con el arma blanca que llevaba en la mano.

Ambos niños empuñaron sus armas listos para un nuevo enfrentamiento.

Armas grandes, blancas... y repletas de pequeñas plumas.

Gaby sostuvo su almohada por encima de su cabeza, lista para el ataque. Felipe la imitó.

Cuando ambos niños estuvieron a punto de atacarse mutuamente, ambos fueron arrojados hacia el otro lado del colchón, cayendo derrotados.

—¡Papá! —Se quejó Felipe al observar al autor del ataque— No se vale

Franco los miraba divertido desde un lado de la cama, donde aun tenia en sus manos la almohada con la que acababa de golpear a sus dos hijos de casi seis años.

—Descuidaron la retaguardia, a mi no me reclamen nada

—¡Eso fue trampa!

Gaby se puso de pie, intentando mantener el equilibrio con la enorme almohada que era casi de su tamaño.

—Fue jugar con estrategia.

Los dos pequeños se miraron. No necesitaban hablar para acordar una alianza en contra de un enemigo en común.

Se voltearon hacia su papá listos para efectuar el ataque, pero algo los hizo detenerse cuando estaban a punto de arrojarle un almohadazo a Franco.

—¿Van a atacar? ¿O ya se acobardaron? —Se burló Franco con aires de superioridad—

Sus hijos entrecerraron los ojos, sintiéndose retados por su padre. Pero no iban a caer ante la provocación.

Franco creyó haber ganado la batalla, cuando sintió un fuerte golpe golpe en la cabeza que lo tiró a la cama, dejandolo fuera de combate.

—¡Sara! —Gritó sin voltearse a ver—

No lo necesitaba. Era la unica persona que podría haberle propiciado aquel ataque a traición.

—¡Venganza! —Gritó Felipe arrojandose encima de su papá—

Su hermana la imitó, ambos aprovechando que Franco había quedado fuera de combate para vengarse a punta de almohadazos.

—¡Eso fue trampa! —Acusó Franco a su esposa cuando pudo voltearse—

Sara, de pie junto a la cama, no dejaba de reirse mientras aun tenia el arma en sus manos.

—Se llama estrategia, amor —Dijo utilizando las palabras que él había utilizado con sus hijos minutos antes—

—No te puedo devolver el golpe, es trampa. Además están jugando de a dos —Señaló al ya más que grande vientre de su esposa—

—Acepta la derrota, Franco.

-¡Jamas!

Sarita intercambió unas miradas con sus hijos quienes, entendiendo la orden a la perfección, se lanzaron nuevamente encima de su papá

—¡Bueno, ya! Me rindo! —Franco se cubrió el rostro con las manos para intentar evadir los golpes de sus hijos–

—Si ya terminaron de desordenar la cama de mamá y papá, Irene los está esperando abajo con el desayuno –Informó Sarita acariciando el cabello de Gaby—

—¡Waffles! —Gritó Gaby abandonando el cuarto seguida de su hermano—

—Quiero que quede asentado que esta derrota fue por traición. –Dijo Franco levantandose de la cama y acomodandose la camisa–

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